Proverbios 9, 1-6
Salmo 33, 2-3. 10-15
Efesios 5, 15-20
Juan 6, 51-58
Dijo Jesús a la gente: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”. Disputaban los judíos entre sí: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Entonces Jesús les dijo: “Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come, vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestro padre, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre”.