Con la Eucaristía celebrada el pasado día 22 en la parroquia de Santa María Magdalena, presidida por el arzobispo.

Congregados en torno a la mesa del Señor y con la participación de cuantos fieles quisieron sumarse a esta jornada festiva, la comunidad del Instituto Secular Alianza en Jesús por María, conocidas como Aliadas, celebró su primer centenario de fundación con la Eucaristía presidida por el arzobispo D. José María Gil Tamayo.

La Eucaristía conmemorativa tuvo lugar en la parroquia de Santa María Magdalena el pasado día 22. Le acompañaron la comunidad parroquial, a la que pertenece la Casa de la Alianza en Granada y con las Madres agustinas del monasterio. Concelebraron distintos sacerdotes, en una Santa Misa a la también familiares, amistades y personas conocidas de este Instituto Secular. “Una hermosa expresión eclesial que ha entonado un magníficat diocesano para la vida del Instituto en estos cien años de vida”, señala el Instituto Secular Alianza en Jesús por María.

En la Eucaristía, Mons. Gil Tamayo agradecía el carisma y testimonio de este Instituto a lo largo de estos cien años, desde que fuera fundado en 1925 por D. Antonio Amundarain Garmendia. “Queridas Aliadas, gracias al Señor por vuestro carisma. Y hoy, más que nunca, proponedlo a los jóvenes, con radicalidad, con comprensión, porque, no lo olvidéis, el espíritu de las bienaventuranzas, cuando lo vivimos, no nos lleva a una soberbia de creernos mejores que los demás, sino que la pureza tiene que ir compasada, necesariamente, con la humildad, porque es un don, no es una conquista de un corazón frío, desencarnado, sino de un corazón apasionado a la imagen de Cristo y de María, que mira con la mirada de Dios a los demás y con el amor de Aquel que nos ha amado hasta el extremo, que se ha entregado por nosotros”.

Pero, queridas hermanas Aliadas y miembros de la familia, que teméis y vivís esta espiritualidad, ahora es el momento de sacar brillo a las bienaventuranzas, para que no sea una pregunta de catecismo difícil, para que no sea un imposible en una sociedad cerrada y secularizada, sino el anuncio testimonial de quien cree en Jesús, se cree el Evangelio, y con la fuerza de Dios, lo anuncia y lo vive, sabiendo que nos van a criticar, que navegamos contracorriente, que no se lleva”. “Nuestra alianza es en Jesús por María, decía San Juan Pablo II. Eso lo que debe ser la Iglesia”.