Santa Anastasia, mártir de Sirmio.
Vive en el tiempo de Diocleciano, ayuda a los cristianos de Roma perseguidos por el emperador. Arrestada en Sirmio, en Iliria, no aceptando renegar la fe, es embarcada en una nave agujereada, pero se salva. Capturada nuevamente, continuando a no querer abandonar la fe, es quemada viva.