Fecha de publicación: 24 de octubre de 2024

Carta del Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Granada para la campaña Nadie Sin Hogar 2024.

El sinhogarismo es una realidad dramática y dolorosa que afecta cada día a más personas, y se hace aún más grave, cuando son mujeres las que lo padecen. La mayoría son víctimas de distintas formas de violencia que tienen su efecto directo en la vulneración de derechos que experimentan y, como consecuencia, las deriva a situaciones de calle y de sin hogar en unos contextos de mayor dureza, agresividad y desprotección.

El camino que recorre Santiago, como el que recorren María, o Julio, o Abdul o tantas personas, es un camino duro y complejo, lleno de dificultades. Enfrentan numerosas dificultades para acceder a una vivienda, a un empleo o, simplemente, para salir de la invisibilidad a la que, como sociedad, les relegamos habitualmente. A veces luchan por superar los obstáculos que van encontrando, pero otras veces se sienten sin fuerzas, perdidos, desorientados. Son muchas las circunstancias que les han empujado a vivir en esta situación y no queremos juzgarlas.

La campaña de este año, nos presenta los caminos que transitan las personas sin hogar y nos invita a compartirlos con ellas. La vida es un camino, muchas veces doloroso, en el que atravesamos diversas etapas y circunstancias, y que juntos podemos convertir en camino de esperanza. El encuentro forma parte de ese camino en el que queremos ofrecer la oportunidad para acercarnos, conocer, dejar que sean las propias personas en situación de pobreza y sinhogarismo las que puedan expresar en primera persona quiénes son, qué viven, qué buscan y qué esperan. “Que me mires, que me veas, que me escuches, que me conozcas puede cambiar el rumbo de mi camino.

El Evangelio nos invita a contemplar al Señor Jesús que estando de camino, se tropieza con una persona al borde de este, que le increpa compasión. Jesús no pasará de largo, sino que se parará e invitará a esta persona a ponerse en movimiento. Vivirá un proceso de sanación y quedará completamente restaurado. Como la gran familia humana y cristiana que formamos, estamos llamados a cuidar los unos de los otros, y a poner en nuestro quehacer cotidiano acciones que reconozcan la dignidad y los derechos de todas las personas. De esta manera, viviremos procesos que nos lleven a cambiar nuestras vidas y a experimentar en plenitud el amor de Dios. Por ello, os invitamos a la acción de manera individual y también comunitariamente, a fomentar en nuestras comunidades que caminemos juntos.

Un abrazo fraterno,

Alfonso Marín
Delegado Episcopal de Caritas Diocesana de Granada