Clausura a cargo del arzobispo de Granada del XII Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal canónico, celebrado durante tres días en Granada, con el título “Justicia y Pastoral Familiar”.
Este fin de semana de semana se clausuraba el XII Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico, que se ha celebrado en Granada, organizado por el Tribunal Eclesiástico de Granada para la Provincia Eclesiástica y con participantes vinculados al mundo jurídico canónico de toda España.
En la clausura, a cargo del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo subrayó la importancia de estas convocatorias para “abrir horizontes y tender puentes” hacia otras pastorales con las que está vinculado el ámbito canónico, como la Pastoral Familiar. Precisamente, a la Pastoral Familiar ha estado vinculado el tema de este año –“Justicia y Pastoral Familiar”- por su relación directa con los casos de nulidad matrimonial en el sacramento.
PASTORAL JUDICIAL
Mons. Gil Tamayo aludió a una “pastoral judicial”, que lleve a los Tribunales Eclesiásticos a trabajar juntos en comunión con otras pastorales y en otros ámbitos, para entender el significado para la vida que es la unión sacramental en este vínculo esponsal, como es el caso de las pastorales juvenil y de familia, explicó.
Mons. Gil Tamayo habló de la necesidad de “redescubrir y valorar el matrimonio cristiano. Hay que acompañar a muchas parejas heridas o en dificultad”. Asimismo, subrayó que el trabajo jurídico desde los Tribunales Eclesiásticos debe llevar consigo un “esfuerzo en tratar a las personas, con cercanía y acogida”, especialmente dado el dolor que traen consigo en las rupturas, que afecta a los matrimonios que inician el proceso de nulidad y a sus respectivas familias.
De igual modo que se fomenta la vocación al sacerdocio, el arzobispo señaló que también debiera fomentarse la pastoral vocacional hacia el matrimonio, mediante el acompañamiento y la formación para comprender qué es el sacramento en este estado de vida. En este sentido, apeló a la situación en el mundo actual donde hay miedo para hablar de compromiso y del “para siempre” en el vínculo matrimonial.
Antes de la clausura, se celebraba la última de las sesiones formativas, que durante tres días se han venido celebrando, con la participación de casi un centenar de abogados, peritos, defensores del vínculo, jueces de tribunales eclesiásticos, y otros profesionales como psiquiatras, psicólogos y docentes.
La presidenta de la Asociación Española de Canonistas, Carmen Peña, ofrecía la última de las ponencias, dedicada a los tribunales eclesiásticos y la solicitud del “bonum familiae”.
Entre otras cosas, Peña recordó la labor pastoral que conlleva la tarea y dimensión jurídica canónica: acoger a la gente y explicar a las personas lo que son los tribunales y las nulidades eclesiásticas. Asimismo, recordó la misión misionera que estos tribunales tienen, siguiendo la línea del Papa Francisco de Iglesia en salida y la Iglesia como “hospital de campaña”, donde se acoge a las personas heridas y sufrientes por distintas circunstancias. En este sentido, también insistió en incluir los Tribunales eclesiástico en la estructura de la pastoral diocesana. “Son los brazos de obispo que acoge a las personas en sus problemas”, señaló.
La presidenta de la Asociación Española de Canonistas también informó sobre esta organización de la que forman parte en torno a 500 abogados y se constituyen en un foro de encuentros y diálogo a nivel nacional, para “hablar de las cosas que nos preocupan” en el ámbito jurídico canónico y en la relación con el mundo civil.