El 27 de septiembre se celebra la festividad de san Vicente de Paúl, sacerdote, fundador de la congregación de la misión y de las hijas de la caridad.
En un pequeño pueblo de Gascuña, Francia, en 1581, Vicente de Paúl nació en una familia de campesinos. A pesar de que su adolescencia la pasó en los campos, su fina inteligencia fue notada por un benefactor que le ofreció la oportunidad de estudiar, tanto fue así que en 1600, a sólo 19 años de edad, fue ordenado sacerdote, mientras que la licenciatura en teología la obtuvo en 1604. Abrió una escuela privada pero contrajo muchas deudas; además, durante un viaje en barco de Marsella a Narbonne, su barco fue atacado por piratas; Vicente fue hecho prisionero y vendido como esclavo en Túnez. Consiguió recuperar su libertad y volver a Francia dos años después gracias a su tercer propietario, que poco a poco se había convertido al cristianismo.
En 1612 a Vicente finalmente le fue confiada la parroquia de Clichy, en las afueras de París.
Como primer acto de párroco, Vicente se hizo cargo de una familia enferma que no tenía nada que comer: organizó, entonces, una cadena de solidaridad entre los feligreses que tuvo mucho éxito. Sin embargo, se dio cuenta de que una vez que la limosna se hubiera acabado, la familia se habría hundido de nuevo en la indigencia: por lo tanto, se necesitaba una organización más eficiente, a largo plazo, para servir a esta y otras familias necesitadas de la zona. El 20 de agosto de 1617, la primera célula de la Caridad Vicentina cobró vida.
En la capital pronto muchas mujeres nobles deseosas de hacer caridad y de contribuir económicamente a sus obras, buscaron a “Monsieur Vincent”: así nacieron las Damas de la Caridad, entre las que se encuentraba incluso la futura Reina de Polonia.
Vicente murió en París el 27 de septiembre de 1660 a la edad de 79 años. No dejó ninguna obra escrita: su obra maestra era la Caridad.