El 30 de marzo se celebra la festividad de San Juan Clímaco, abad del Sinaí.
Vivió en el siglo VII, de quien se saben pocas noticias, pero su ejemplo de vida y sus escritos son bien conocidos en la Tradición Cristiana. La fecha de su nacimiento está atestiguada en Siria en torno al 575. Con tan sólo dieciséis años, Juan ingresa al monasterio del Monte Sinaí y se convierte en discípulo del Abad Martirio. Cumplidos los veinte años decide vivir como un ermitaño en una cueva. Aquí, durante 40 años, estudia, medita las Escrituras y se dedica a la oración.
Los monjes del Monte Sinaí le piden que asuma el cargo de abad (guía) de su monasterio, por lo que Juan vuelve a la vida cenobítica. En este cargo, demuestra tanta sabiduría en asuntos de fe hasta el punto que su fama se extiende más allá de las paredes del monasterio e incluso en Roma.
Incluso el Papa Gregorio Magno, en una carta, se encomienda a sus oraciones y otorga ayuda a los religiosos. Habiendo, entre otras cosas, ocupado el cargo de vicario del Papa en Constantinopla durante los años 579-585/6, tenía relaciones amistosas con muchos padres del Sinaí, con quienes mantuvo correspondencia. Juan deja el monasterio unos años después; nostálgico de la vida eremítica, decide retirarse en soledad. Muere después del 650.