El 22 de diciembre se celebra la festividad de Santa Francisca Saverio Cabrini. 

Nacida en Sant’Angelo Lodigiano, en Lombardia, el 15 de julio de 1850.  Huérfana de padre y de madre, Francisca habría querido retirarse a un convento, pero su pedido no fue aceptado por motivo de su frágil salud. Se dedicó entonces a cuidar un orfanato. Apenas  diplomada como maestra, con algunas compañeras formó el primer núcleo del Instituto de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, bajo la protección del Santo misionero Francisco Javier: Cuando más tarde pronunció los votos religiosos, Francisca asumió ese nombre.

LA VOCACIÓN MISIONERA

Entendió que la modernidad habría sido marcada por enormes flujos migratorios y por hombres, mujeres y niños en fuga hacia la paz y un futuro mejor. Esta es una de las características de Santa Francisca Javier Cabrini que emerge de las reflexiones del Papa Francisco. En una Carta a las misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, el Pontífice subraya cómo Santa Francisca haya “acogido de Dios una vocación misionera” particular: “formar y enviar por todo el mundo mujeres consagradas, con un horizonte misionero sin límites, no simplemente como auxiliares de institutos religiosos o misioneros varones, sino con un propio carisma de consagración femenina,  en plena y total disponibilidad a la colaboración ya sea con las Iglesias locales que con las diversas congregaciones que se dedicaban al anuncio del Evangelio ad gentes”.

LAS OBRAS EN EL MUNDO Y LA CANONIZACIÓN

Precisamente el carisma misionero la llevó a los Estados Unidos, a asistir  a los italianos que allí buscaban una oportunidad. También ella, en la primera de sus muchas travesías oceánicas, compartió incomodidades, problemas e incertidumbres de quienes dejaban todo en búsqueda de un futuro mejor en otras partes. Se ocupó también de huérfanos y enfermos. Puso en acción obras en Italia, Francia, España, Gran Bretaña, varias zonas de los Estados Unidos, América Central, Argentina y el Brasil.  Proclamada Santa por Pío XII el 7 de julio de 1946, gracias a su compromiso en 1950 se convirtió en la “Celeste Patrona de todos los Inmigrantes”.  Murió el 22 de diciembre de 1917 en el hospital para los inmigrantes que había construido en Chicago. Su cuerpo fue trasladado a Nueva York a la ‘Mother Cabrini High School’.