San García (Quintanilla San García, (La Bureba), a finales del siglo X – † San Pedro de Arlanza 1073) fue un monje benedictino español, abad del San Pedro de Arlanza y consejero de los reyes de Castilla Fernando I y Sancho II.

Ingresa en la orden benedictina en el San Pedro de Arlanza donde con los años adquiere fama de santidad, atribuyéndosele incluso milagros como convertir agua en vino mientras bendecía la mesa.

Tras concluir los estudios de teología fue elevado a la dignidad de abad en el año 1039 sustituyendo al abad Aureolo, a la muerte de éste.

Junto con San Íñigo y San Sisebuto fue uno de los tres grandes abades del Reino de Castilla . Estuvo presente en León con San Iñigo y Santo Domingo en la recepción de los restos de San Isidoro de Sevilla en León.

En 1050 participa en el Concilio de Coyanza (Valencia de Don Juan). Nombrado consejero del rey Fernando I le acompaña en la batalla de Atapuerca en el año 1054.

Tuvo revelaciones e indicó dónde estaban los cuerpos mártires de Vicente, Sabina y Cristeta, que en la actualidad se encuentran sepultados en la iglesia juradera de San Vicente de Ávila. San García mantendrá su condición de consejero real durante el reinado de Sancho II. Hacía cinco años que había muerto San Iñigo y siete de la de su rey Fernando I; García se encontraba anciano y débil cuando recibió la visita Jimeno, obispo de Burgos. La noticia de que estaba moribundo se corrió como la pólvora por los lugares cercanos y fueron muchos los que se acercaron para saber de él. Falleció en el otoño del año 1073.

Su sepulcro estuvo inicialmente en la pared de la nave izquierda de la iglesia, a la puerta de la capilla llamada de los Mártires.

La muerte del santo no significó su desaparición, ya que se atribuyeron curaciones a su intercesión, por medio de las reliquias que dejó. Concretamente el anillo salía del monasterio de Arlanza a petición de los pueblos en los que había enfermos, y se dice que estaba fuera del monasterio hasta nueve meses. En 1835, extinguido el Monasterio de San Pedro de Arlanza, los restos de San García fueron llevados a la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias, y su anillo abacial pasó al monasterio de Santo Domingo de Silos hasta que con motivo de la fiesta de su IX centenario, se trasladaron, restos y anillo, a su patria chica.