La Concatedral de Santa María de Mérida despedía este sábado a Mons. Montero Moreno en una Eucaristía que presidió el actual obispo de dicha provincia eclesiástica, D. Celso Morga, concelebrando junto a otros siete obispos y arzobispos, además de casi un centenar de sacerdotes.

Natural de Churriana de la Vega, D. Antonio Montero fue ordenado en 1951 en Roma, y comenzó su labor sacerdotal en la diócesis de Granada. Ocupó aquí su ministerio desempeñando sus funciones de coadjutor en la parroquia de San Agustín, capellán del Hospital Clínico de San Cecilio y profesor en el Colegio de Cristo Rey.

Fue nombrado después subdirector de la revista “Ecclesia” apenas dos años después de su ordenación, algo que fue compaginando con sus labores de profesor en el Seminario Hispanoamericano de Madrid. También fundó la editorial PPC y fue cronista del Concilio Vaticano II, en su condición de periodista y presbítero, colaborando en diferentes medios. En el año 58 fue el director de “Ecclesia”, cargo que ocupó hasta 1967.

En la Conferencia Episcopal Española, D. Antonio Montero ha estado vinculado a la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social durante unas tres décadas. En la Curia romana desempeñó su oficio como miembro del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales durante 10 años.

PRIMER ARZOBISPO DE MÉRIDA-BADAJOZ

Fue llamado al episcopado por Pablo VI en el año 69, como obispo auxiliar de Sevilla. Cuando Juan Pablo II crea la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz, aunando las tres diócesis de Extremadura, Montero es llamado a ocupar la sede episcopal.

Tras su toma de posesión, comenzó un periodo de más de 20 años de servicio a la Iglesia extremeña. Allí impulsó el nacimiento y desarrollo de tres grandes obras sociales como son el ‘Proyecto Vida’ para personas drogodependientes en Badajoz y los centros de transeúntes de Mérida y Badajoz. En el año 2004 presentó su renuncia al cumplir los 75 años, y dejó la diócesis para residir en Sevilla junto a sus hermanas.

El actual arzobispo de la provincia eclesiástica, Mons. Celso Morga, lo ha recordado como alguien que ha dejado una profunda huella en la diócesis extremeña y que no dejó de ser, con todo ello,“un hombre sencillo, alegre, abierto al diálogo, gran comunicador”.

Ahora sus restos descansan en la Capilla del Santísimo de la Concatedral de Mérida.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social