Esta semana se presentaba a los sacerdotes diocesanos la iniciativa de la Delegación de catequesis de implantar Escuelas de catequistas en algunos arciprestazgos de Granada. La iniciativa se lleva a cabo tras la última Carta apostólica en forma de motu proprio del Papa Francisco, por la que instituye el ministerio del catequista. Sobre este ministerio, como servicio y vocación dentro de la comunidad cristiana, y las Escuelas de catequistas hablamos con el Delegado diocesano de catequesis, D. Antonio Jesús Pérez Martínez.
– Qué es ser catequista.
En el fondo, ser catequista es un ministerio que la Iglesia pone en manos de algunos fieles laicos, que está vinculado al carácter profético de todo el Pueblo de Dios. Cuando uno se hace cristiano, a partir de ese momento, es instituido como profeta, es decir, participa de esa Revelación de la Palabra, de esa transmisión de la Palabra. Entonces, todo el Pueblo de Dios somos profetas y el catequista lo que hace es vivir ese profetismo propio del Bautismo, de una manera particular ejerciendo un ministerio, un servicio dentro de la comunidad cristiana.
– Qué este ministerio, este servicio que se presta en las parroquias.
Hay que situarlo dentro de un contexto más amplio, dentro de la eclesiología del Pueblo de Dios, propuesta por el Concilio Vaticano II, en el que se nos invitaba a toda la Iglesia a caminar juntos como Pueblo. Estamos ahora celebrando la fase diocesana del Sínodo sobre la sinodalidad y, precisamente, este es el contexto donde uno tiene que entender los ministerios laicales, entre los cuales se encuentra el ministerio del catequista. El Papa Francisco, siguiendo la enseñanza del Concilio Vaticano II, lo que propone es que todo el Pueblo de Dios tome conciencia de su carácter misionero, de su importancia, de su relevancia, de su dignidad como fiel cristiano en la transmisión de la fe. En ese sentido, el ministerio del catequista es el desarrollo de lo que nos pedía el Concilio, que pedía el desarrollo de ministerios laicales, para que el pueblo fiel participara de forma activa en la misión de la Iglesia, que le pertenece por su propia dignidad bautismal. Uno de los ministerios que ahora desarrolla el Papa de forma oficial, porque ya se estaba desarrollando en la Iglesia -aunque no con esa oficialidad que ahora se le da con la institución propia del rito, incluso con un rito propio para su institución-, es el ministerio del catequista.
– Tiene alguna característica por el hecho de ser ahora ministerio.
Una de las características fundamentales es que se trata de un ministerio instituido de forma estable, por la autoridad eclesiástica, es decir, no se trata de un servicio que uno pueda hacer puntual, sino que se trata de un ministerio estable dentro de la comunidad cristiana que se hace en una institución pública, donde la comunidad cristiana recibe con alegría ese carisma que se pone en manos de las personas elegidas y son enviados públicamente. No se trata de un ministerio que se ejerce puntualmente, sino que se trata de un ministerio que es estable, de un ministerio que es una llamada de la Iglesia y de un ministerio que, ciertamente, parte de un componente vocacional grande. Es decir, uno no es catequista porque hacen falta catequistas en la parroquia. El ministerio del catequista es para aquellas personas que se sienten llamadas a ejercer ese servicio dentro de la Iglesia y que la Iglesia reconoce en ellas esa llamada y le encomienda ese servicio.
– En la Diócesis, concretamente en algunos arciprestazgos, se están implantando las Escuelas de catequistas. Esto, en qué consiste.
Consiste en hacer todo un ciclo de formación durante tres años, para formar a los catequistas que tenemos en las parroquias, sobre tres pilares fundamentales: la fe de la Iglesia, la vida moral de la Iglesia y la espiritualidad propia del catequista. Después, incorporamos en cada año alguna sesión en la que se proponen nuevos métodos, nuevas formas, que se pueden incorporar en la tarea catequética. Se está implantando, fundamentalmente, en distintos arciprestazgos de la Diócesis, puesto que en Granada capital está la Escuela de teología para laicos “San Gregorio de Elvira”. Entonces, veíamos la necesidad de hacerlo más en los arciprestazgos que no son de la capital, puesto que la formación que se da en la Escuela diocesana “San Gregorio de Elvira” es una formación muy completa y la gente de la ciudad puede participar en ella. Hemos propuesto ir a distintos arciprestazgos. En concreto, este año hemos empezado en el arciprestazgo de Armilla y de Motril. Ahí tenemos el primero de los tres cursos. Una sesión mensual, de una mañana de sábado, donde se nos van presentando cada uno de los temas. Tenemos un diálogo y se entrega un texto para trabajar durante ese mes cada uno en su respectiva parroquia. Vienen los catequistas de ese arciprestazgo, tenemos la sesión al mes y, después, se llevan el material parra trabajarlo cada uno en su parroquia, durante todo ese mes.
– En los peores momentos de la pandemia hubieron de suspenderse las catequesis de forma presencial. Cuál es el desarrollo que ahora se está llevando a cabo con las catequesis.
Estamos viviendo la catequesis con normalidad. Es presencial. En algunos casos, se combina con alguna parte más telemática, pero lo normal es que en todas las parroquias sea presencial, atendiendo a todas las normas sanitarias, como sucede en el ámbito escolar.
Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación Social