La familia Missami celebró con alegría el sábado, 20 de noviembre, la presentación y bendición del conjunto escultórico dedicado a la Beata María Emilia Riquelme, beatificada hace ahora dos años en la Catedral. un día recordado como “un momento de cielo para la ciudad de Granada”.
De esta forma, el acto tuvo lugar en la Casa Madre de las Misioneras del Santísimo Sacramento ubicada en nuestra diócesis y hasta la que se desplazaron miembros de la familia Missami, autoridades civiles, militares y miembros de hermandades que se unieron a las religiosas del Santísimo Sacramento para contemplar por fin la escultura dedicada a la “Madre” después de dos años de espera debido a la pandemia.
El acto de presentación comenzó con la intervención de la Superiora de la Orden, Marian Macías, que agradeció a todos los presentes su asistencia y saludó también a las personas que estaban participando en la presentación a través de la retransmisión internacional online desde diversos países donde las misioneras están presentes como Portugal, Filipinas o Brasil.
“Dios talla el alma lo mismo que una escultura. Somos de barro, es Dios el que conduce la historia. María Emilia a través de este conjunto escultórico nos invita a ser parte de su obra. Alicia ha sacado del barro alma, lo ha entregado todo, en este conjunto están las hijas de María Emilia, la misión y el futuro de la congregación, recibe este conjunto Madre”, dijo Marian Macías, en una súplica a la Madre Riquelme dirigiendo una mirada agradecida a la escultora Alicia Huertas.
ACARICIANDO EL ROSTRO DE MARIA EMILIA
Después de un trabajoso proceso de creación que fue mostrado a los asistentes con la proyección de un video, la propia Alicia Huertas, visiblemente emocionada, explicó el sentido de su obra y como ha tenido lugar el proceso de modelado de la talla a tamaño real del conjunto escultórico realizado en bronce.
“Cuando recibí el encargo de esta escultura comprendí que el resultado tenía que tener vida, el alma de María Emilia. Antes de comenzar tuve un tiempo de convivencia con las misioneras viviendo como la beata, tocar su ropa, dormir en la Casa Madre , conocer como era”, resaltó Alicia.
El conjunto escultórico se compone de tres figuras siendo la principal la de María Emilia Riquelme acompañada de la figura de una niña que representa, según explicó la escultora, a las misioneras de la congregación y las jóvenes; un poco más adelantado la figura de un niño asiático que visibiliza la misión de las hermanas en Asia con una ropa “de calle” que simboliza las vivencias de los niños huérfanos que viven y deambulan por las ciudades de los países más necesitados.
“La figura de la beata tiene además otros detalles como un Rosario que invita a la oración, el libro de sus escritos y una medalla que significa su habitación. Las manos son delicadas y el gesto del rostro simboliza en la frente el sufrimiento que María Emilia tuvo junto al resto de su rostro que muestra equilibrio y lo que consiguió después”, afirmó la escultora.
UNA GRAN FAMILIA
En esta presentación también estuvo presente D. Javier Sorribes, familiar de María Emilia, que ha participado activamente en aportar documentación gráfica para la realización del conjunto escultórico.
“Mientras preparábamos la beatificación, un día rezando y hablando con la Madre le pedí que me ayudase a encontrar a sus familiares para que pudieran estar presentes, no sabía como hacerlo ni por donde empezar, literalmente al día siguiente llegó a nuestra casa D. Javier Sorribes, familiar de María Emilia para ayudarnos en esa tarea. 125 familiares participaron finalmente en la Misa de beatificación. Estoy convencida de que fue María Emilia quien te envió”, comentó la Superiora entre risas.
La presentación culminó con la lectura de un poema dedicado a la fundadora de las riquelminas por parte de D. Juan Antonio López-Frías, Comisario diocesano de la Beatificación y con el canto del himno oficial con música y letra original de “Volver a Siquem” con la presencia de uno de sus integrantes, D. Javier López-Frías, que interpretó en directo la canción.
Posteriormente tuvo lugar en el jardín de la Casa Madre el destape y la bendición del conjunto escultórico, el momento más esperado, que fue rociado con agua bendita por el sacerdote D. José Gabriel Martín con el aplauso de la familia Missami.
María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social