Se estima que este beato llega al mundo hacia el año 1090, hijo de un noble de la ciudad zamorana. Sabemos que se sintió llamado por Dios a entregarse a la oración y a la soledad, y por ello se hizo religioso a pesar de ser el primogénito y heredero de su familia.
Se marchó a una cueva cerca de Paleas, población del Obispado de Zamora. Era una gruta que había servido antes de cobijo a los ladrones y él, al cabo del tiempo, después de una vida de ascesis y oración, la convirtió en un famoso hospital que albergó a lo pobres, a los que asistía junto con otros hermanos.
Nuestro beato estaba muy interesado en la reforma del Císter que se practicaba en el Monasterio de Moreruela, y nació en él el deseo de profesar como cisterciense, por ello al Obispo de Zamora que le pidiera a san Bernardo de Claraval, que enviara monjes a su Hospital, a establecer en él la reforma del Císter, ofreciéndose Martín a abrazarla con todos sus compañeros. La petición fue escuchada y Martín fue nombrado, contra su deseo, abad del nuevo monasterio.
Así fundó el conocido finalmente como monasterio de Valparaíso, un cenobio que formó parte de la Orden del Císter. Su fama de santidad se extendió por todo el reino, y ello supuso que el rey Alfonso VII le concediese las Villas de Cubo y de Cubeto, para que erigiese un nuevo monasterio en honor de María, como consta por su Real Privilegio del año 1137. El Monasterio conforme a la voluntad del Rey, se llamó de Santa María de Vellofonte, tomando esta denominacion de una fuente cristalina inmediata, y tambien se llamó de Paleas por estar junto a este Pueblo. Martín fue el abad durante 15 años.
Murió el 7 de octubre del año 1152. Depositaron los monjes el cuerpo en el mismo Monasterio de Santa María de Vellofonte. A causa de las inclemencias del lugar, el rey san Fernando III, trasladó el monasterio a otro lugar y se llamó Valparaíso en 1232.