Estas tres parroquias del centro de Granada llevaron a sus grupos de confirmandos al templo catedralicio el pasado viernes por la tarde. Todos con sus mascarillas y guardando las distancias de seguridad, ocuparon los primeros bancos de la iglesia para recibir el último de los sacramentos de iniciación cristiana.
Acompañados de sus párrocos, padrinos y catequistas, este grupo de 32 confirmandos llevó a cabo esta celebración que presidió el Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez. Antes de recibir el sacramento, el prelado quiso dirigirse a cada uno de ellos para recordarles el valor y el sentido del signo de la Confirmación.
UN DIOS QUE ES AMOR
Ni como el relojero del universo, ni como una energía que lo mueve todo, el Dios de la fe que profesaron este grupo de jóvenes es el Dios que es amor. La experiencia del Dios cristiano sobrepasa “todas nuestras imaginaciones, que están basadas en experiencias nuestras, de los sentidos, no son capaces de representarse a Dios”, dijo Martínez.
Aun así, es nuestra experiencia la que nos hace entrever quién es ese Dios, que cada uno de los confirmandos ya ha podido conocer. “Tenemos una imagen de lo que es la felicidad y esa imagen está conectada de algún modo con una experiencia de amor, de un amor muy singular, un amor que no se acabe. Ese es el Dios verdadero. Ese es el Dios verdadero. Como decía San Agustín: ‘nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti’”.
EL SELLO DE LA ALIANZA ETERNA
La Confirmación es la verificación que la recepción de una alianza de Dios con el hombre, que se ha concretado en Jesucristo. A través del Espíritu Santo, el Arzobispo insistió en que los confirmandos entendiesen en que el signo de este sacramento es análogo al de unos esponsales.
“Hablar de Alianza es hablar de una especie de matrimonio. De hecho, los matrimonios han sido. El Señor ha creado el matrimonio y al hombre y la mujer para que podamos entender algo de su Alianza de amor con nosotros”, explicó. “Y en el matrimonio pues los dos son uno, vosotros, al acoger la alianza, os hacéis del Señor, pero también el Señor se hace vuestro, es vuestra posesión”.
Lo importante en adelante, es entender que esa alianza de amor se da desde la libertad, pero en una posesión cierta. ”Vosotros sois posesión del Señor. Una posesión que no es como la de Gollum que dice ‘mi tesoro’. Eso empequeñece al que tiene un amor posesivo de ese tipo. No. Es un amor que os hace ser, que os hace florecer, que os hace crecer, que ensancha vuestro corazón, que llena la vida de oxígeno fresco y de gusto por la vida”.
Con el deseo de que todos puedan disfrutar de esa alegría plena y sin límites del amor del Señor con cada uno de ellos en sus vidas, el Arzobispo ungió a cada uno con el óleo sagrado de la Confirmación. Al final de la celebración, cada grupo tuvo ocasión de acercarse para guardar una fotografía de recuerdo junto al prelado y al párroco de su comunidad.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada