Tras el rezo de la Hora intermedia, unas decenas de sacerdotes y el Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, asistieron a este Retiro mensual del clero, que estuvo dirigido por D. Manuel García Hernández, párroco en Cogollos Vega y Nívar.
Inspirado en esa frase sobre la mística del cristiano del teólogo Karl Ranner, el retiro quiso recordar la importancia de la vida contemplativa dentro de su actividad pastoral. El retiro comenzó recordando los ejemplos de grandes místicos españoles como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, para pasar a hablar de la espiritualidad cristiana oriental o del resurgir de algunas formas de espiritualidad que hablan de un retorno a lo sagrado dentro de la sociedad secularizada actual.
LA MÍSTICA DE LOS OJOS ABIERTOS
Uno de los aspectos que quiso destacar D. Manuel García Hernández en su charla fue la connotación negativa que posee la palabra “mística” actualmente.
“Cuando la aplicamos para las personas más corrientes, la palabra místico tiene una connotación un poco peyorativa, porque entendemos que una persona normal y corriente es mística cuando está en las nubes”, explica García Hernández, “que habla mucho de Dios pero que no se compromete con la vida, con la tarea de transformar el mundo”.
Además de la tradición de la “mística entre pucheros” de Santa Teresa de Jesús, el ponente habló de una “mística de los ojos abiertos”, para hacer ver que la persona mística es una persona unida a Dios pero también comprometida con el quehacer cotidiano. La mística, esa contemplación de Dios en todas las cosas, de esa realidad invisible detrás de lo visible, no debe llevar por tanto a desunir la oración con el compromiso pastoral.
DEBATE SOBRE LA CORPOREIDAD EN LA ORACIÓN
Después de un rato de meditación ante el Santísimo expuesto, el Retiro mensual del clero prosiguió con un debate centrado en la importancia de la corporeidad dentro de la oración cristiana, recordando especialmente la tradición del cristianismo Oriental.
“No tenemos un cuerpo y un alma, siguiendo la tradición cristiano dualista, sino que somos un cuerpo”, sintetizó García Hernández, subrayando que esta es una asignatura aún por seguir descubriendo, incluso dentro de la propia teología. El propio Arzobispo volvió a destacar la importancia de la unión entre la naturaleza y Dios.
La cuestión de la expresividad de la carne, del rostro como expresión de lo humano, se acerca más a la tradición semítica de la que procede el Evangelio, que la grecolatina. “El resucitado dice ‘palpadme’, ‘mirad mis llagas’, come con los discípulos”, concluyó el ponente.
Con todo ello concluyó el que será el penúltimo Retiro mensual del clero de este curso 2020-2021. Un encuentro que volvió a ofrecer a los presbíteros la posibilidad de la asistencia telemática como medida preventiva frente a la pandemia.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada