Nació en el 676, hijo de una familia con ascendencia en la Corte de Damasco. Juan Damasceno pronto dejó su vida acomodada para entrar en el monasterio de San Sabas, en Jerusalén. Como monje, era un personaje llamativo en la época, ya que se dedicaba a leer, estudiar y escribir, cosa que aún no casaba tanto con la idea del monje de aquella época.

Escribió muchas obras, aunque su labor era más la de recopilación de textos de Padres de la Iglesia, trabajo que fue de gran ayuda para la posteridad de la Iglesia. Su principal obra, “Fuente de Sabiduría”, se convirtió en una suerte de “Summa theologica” de su tiempo y que fue de gran estima tanto para la Iglesia Católica como la Ortodoxa. 

Conocida fue su valentía a la hora de enfrentarse con el emperador del Constantinopla, que había emitido un decreto que prohibía la adoración de las imágenes por considerarla una especie de herejía, inmiscuyéndose dentro de la potestad eclesiástica. Damasceno publicó varios escritos defendiendo la importancia de las imágenes, negando que fuesen una forma de idolatría. Publicaba sus obras fuera de las fronteras del Imperio, para no ser ilegales, y eso le sirvió para que se extendiesen con profusión. 

Llegó a estar proscrito por el Papa, y no fue hasta la celebración del Concilio de Nicea que se le restituyó en la comunión de la Iglesia. Dedicó el resto de su vida a la oración y a la escritura de poesía en el monasterio de San Sabas.  Fue proclamado Doctor de la Iglesia en 1890.