El 3 de marzo se celebra la festividad de Santa Cunegunda, esposa de San Enrique II y monja. 

Nació hacia el 980, hija del conde Sigfredo de Luxemburgo. Hacia 998-1000 se casó con el último sucesor de la casa reinante de Sajonia, duque Enrique de Baviera (Enrique II el Santo), elegido en 1002 rey de Alemania y que en 1014, junto con su esposa, fue coronado Emperador en Roma por el papa Benedicto VIII. El matrimonio, aunque muy feliz, no tuvo descendencia.

Cunegunda poseía una formación muy buena para su época, participó en muchas gestiones de gobierno, acompañó a su esposo en viajes y campañas, ejerciendo como sus predecesoras una gran influencia política. En 1012 y 1016 representó a Enrique como gobernadora del reino de Sajonia. Constantemente trató de moderar al Emperador, impulsivo e iracundo por naturaleza, intercediendo siempre por la paz interior y exterior, así como por la justicia social.

Cunegunda estaba en relación con el monasterio reformado de Cluny en Francia, que también visitó personalmente. Desde ese lugar la pareja imperial era animada a llevar a cabo la reforma del sistema eclesiástico en Alemania (que tantos fallos mostraba, sobre todo en los monasterios benedictinos y en el alto clero), tal como ordenaba específicamente el sínodo de Pavía de 1022, convocado por el Papa y el Emperador. Por medio de ricas fundaciones sufragadas con su dote, Cunegunda apoyó el episcopado de Bamberg, de nueva creación, así como el de Merseburg, desde donde se inició la evangelización de los vendos.

Al morir Enrique II en 1024, Cunegunda hizo de regente tomando parte activa en el nombramiento de Conrado 11 como rey de Alemania, retirándose luego a la abadía de monjas benedictinas de Kaufungen (Hessen-Kassel), fundada por ella, donde, ya de monja, realizó grandes obras de caridad. M. en esta abadía en 3 mar. 1033, siendo enterrada en la catedral de Bamberg, junto a su difunto esposo.