El 25 de noviembre se celebra la festividad de San Pedro de Alejandría, obispo y mártir. 

Se convirtió en Obispo de Alejandría en el año 300; martirizado en noviembre de 311. Según Felipe de Sidetes, él fue una vez el director de la famosa escuela catequética de Alejandría. Su importancia teológica estriba en el hecho de que marcó, muy probablemente inició, la reacción de Alejandría contra el origenismo extremo.

El cisma meleciano estalló cuando Pedro dejó Alejandría para esconderse, durante la persecución de Diocleciano. Hay tres relatos diferentes sobre este cisma:

(1) De acuerdo a los tres documentos latinos (traducidos de los originales griegos perdidos) publicados por Maffei, Melecio (o Melicio), obispo de Licópolis, tomó ventaja de la ausencia de Pedro para usurpar sus funciones patriarcales, y contravino los cánones al consagrar obispos para sedes que no estaban vacantes, cuyos ocupantes estaban en prisión por la fe. Cuatro de ellos protestaron, pero Melecio no les prestó atención y se fue a Alejandría donde, por la instigación de un tal Isidoro y Arrio, el futuro heresiarca, él puso a un lado a los que Pedro dejó encargados y nombró otros. A raíz de esto, Pedro lo excomulgó.

(2) San Atanasio acusa a Melecio no sólo de conducta turbulenta y cismática, sino de sacrificar a los dioses, y de denunciar a Pedro ante el emperador. No hay incompatibilidad entre los documentos latinos y San Atanasio, pero la declaración de que Melecio sacrificó debe ser recibida con cautela; probablemente se basó en un rumor que surgió de la inmunidad que el parecía disfrutar. De todos modos, no se supo nada sobre eso en el Primer Concilio de Nicea.

(3) De acuerdo a San Epifanio (Haer., 68), Melecio y San Pedro riñeron por la reconciliación de los lapsi, el primero se inclinaba a medidas más rigurosas. Epifanio probablemente obtuvo su información de una fuente meleciana, y su historia está llena de disparates históricos. Por ejemplo, Pedro fue compañero de prisión de Melecio y fue martirizado en prisión. Según Eusebio de Cesarea su martirio fue inesperado, y por lo tanto, no fue precedido por un tiempo en prisión.

San Pedro de Alejandría fue encarcelado y martirizado en 311. Se le recuerda con otros tres santos obispos egipcios: los mártires Esichio, Pacomio y Teodoro.