El 10 de mayo se celebra la festividad de San Juan de Ávila, sacerdote. 

San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo. Realizó sus estudios de Teología y Derecho en Salamanca y Alcalá. Obtuvo grados y, más importante que todo ello, quiso ponerlos a disposición del Señor que le había puesto fuego en el alma. Ya sacerdote en 1525, mira como posibilidad la difusión del Evangelio en las Indias y mantiene contacto con los dominicos -principalmente con Garcés- que quizá pudieran abrirle puertas.

Pero el sur de España fue su parcela de siembra, el arzobispo don Alonso Manrique supo retenerlo en Sevilla. En Écija comienza su predicación y a leer públicamente las epístolas de san Pablo, reúne niños en la misma casa donde se hospeda para enseñarles el catecismo, a los mayores les comenta la Pasión y junta a un grupo de sacerdotes celosos, predicadores y austeros. Lo mismo hizo en Alcalá de Guadaira. Su actividad poco común, la reciedumbre de su predicación y la claridad en la doctrina conjugada con la ascética personal más dura le valieron la envidia tan terriblemente frecuente en el estamento clerical de todos los tiempos; por eso no pudo publicar con su firma el conjunto de libros espirituales.

Su actividad se traslada a Córdoba y luego a Granada donde, ya como maestro, tiene sitio y parte apostólica activa en la universidad recién creada por el arzobispo don Gaspar de Ávalos rodeándose de sacerdotes apostólicos, bien formados y santos. La mayor parte de ellos son también cristianos nuevos que tienen bien cerradas las puertas de los mejores puestos por prejuicios seculares.

Murió Juan de Ávila el 10 de mayo de 1569 con humildad y piedad ejemplar, repitiendo los nombres de Jesús y María. Fue beatificado en 1894; Pío XII, el 2 de julio de 1946, lo proclama patrón del clero español y lo canoniza Pablo VI en 1970, el 31 de mayo. La Conferencia Episcopal Española ha pedido a la Santa Sede, con motivo del centenario del nacimiento de san Juan de Ávila, que sea declarado Doctor de la Iglesia Universal.