Fecha de publicación: 12 de mayo de 2021

Un total de seis apariciones, la mayoría en los días 13 de cada mes, fueron los que se produjeron durante el año 1917. Aunque al principio cuestionadas, la Iglesia ha reconocido la verdad de estas apariciones y se ha hecho eco de las indicaciones dadas por la Virgen a través de los tres pastorcillos.

Los niños describieron a la Virgen de Fátima como una a una “mujer más brillante que el sol, vestida de blanco, con un manto con bordes dorados y con un rosario en las manos”. Sus mensajes son una llamada al dolor de los pecados, a la conversión y a la práctica de la oración y la penitencia como camino de reparación por los pecados cometidos por la Humanidad. También conocidos fueron sus mensajes que predijeron la Segunda Guerra Mundial y otra serie de desastres.

La capilla que mandó construir la Virgen y que se edificó en 1919 es hoy un centro de peregrinación mundial, al que acuden muchos fieles a orar y reparar sus faltas. Los famosos “secretos de Fátima” dichos a los Lucía, Jacinta y Francisco, fueron revelados durante el pontificado de San Juan Pablo II. Entre estas visiones destaca una visión del infierno, que la Virgen hizo contemplar a los niños, exhortándoles a instaurar la devoción y consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María.

También pidió expresamente la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón, cosa que se llevó a cabo veladamene en 1942 por el Papa Pío XII y, de nuevo, por mediación de San Juan Pablo II en el 82. “Si atendieran a mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, por fin mi Corazón Inmaculado triunfará”, dijo en el segundo misterio

El tercer misterio es el más enigmático. En él se relata la visión de un ángel con espada de fuego junto a Nuestra Señora que dice con voz potente: “penitencia, penitencia, penitencia”. A ello se sigue la visión de un hombre vestido de blanco que subía una escabrosa montaña coronada de una cruz junto a otros obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas: “Llegando a la cima del monte, postrado, de rodillas a los pies de la cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le disparaban varios tiros y flechas, y así mismo fueron muriendo unos tras otros los obispos, los sacerdotes, religiosos, religiosas y varias personas seglares. Caballeros y señoras de varias clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la cruz estaban dos ángeles. Cada uno con una jarra de cristal en las manos, recogiendo en ellos la sangre de los mártires y con ellos irrigando a las almas que se aproximaban a Dios”. Joseph Ratzinger, siendo cardenal en el 84, dijo que el tercer misterio pertenecía a “los peligros que amenazan la fe y la vida del cristiano, y por lo tanto del mundo”.

Esta advocación nos habla de las profundidades últimas de los misterios de la fe y de la implicación amorosa de la Virgen en la salvación del mundo.