Durante las jornadas, los distintos Delegados repartidos por el territorio nacional pusieron en común su experiencia y sus estudios sobre la situación de la Seguridad Vial en las carreteras.

Como afirmaba Pío XII al respecto, “a través de las carreteras circula gran parte de la vida de un país, abrir una carretera es como abrir una puerta a la economía, introducir los beneficios de la medicina y de la higiene, de la instrucción y de la religión…”. El problema es cuando la vida de muchos conductores y sus familias se ve truncada por fatídicos accidentes, unos accidentes que según pudo informar la exponente de la jefatura de la DGT, Dª Monserrat López Pérez, han causado 949 fallecidos en el cómputo anual del 2017.

Otro de los asistentes a las jornadas, el Fiscal de Sala y Coordinador de la seguridad Vial, D. Bartolomé Vargas Cabrera, habló de sus experiencias de acompañamiento en el sufrimiento a las familias que han sufrido precisamente la pérdida de un ser querido, desde el punto de vista de la Fe de un practicante católico.

Una de las conclusiones de las jornadas es que “no son únicamente bienes materiales y corporales los que se ponen en peligro; también la ley moral corre el riesgo de ser traspasada en multitud de ocasiones y conductas, no sólo con actos delictivos contra los derechos de la vida y de los bienes ajenos, sino igualmente con otros abusos que encuentran oportunidad de desarrollo en las facilidad mismas de los desplazamientos”.

La Iglesia recuerda que Cristo es quien está “con nosotros todos los días” (Mt 28,21), y la Pastoral de la Carretera invita al respeto y la responsabilidad de cada conductor ante la importancia de cada vida humana.

Ignacio Álvarez 
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada