San Teófanes Vénard era un joven francés que, desde pequeño, había soñado con el martirio y que dio su vida por Cristo en Tonkín, a los treinta y un años de edad. El afecto que profesaba a su familia le llevó a escribir numerosas cartas.
Teófanes recibió el subdiaconado en diciembre de 1850 y pidió ser admitido en el colegio de Misiones Extranjeras de París, pues lo consideraba como el mejor camino para alcanzar el martirio.
Teófanes había sido siempre de salud delicada, y una grave enfermedad estuvo a punto de retrasar su ordenación. En septiembre de 1852, ya sacerdote, partió para Hongkong. Allí pasó quince meses estudiando el idioma. En 1854, fue enviado al Tonkín occidental. El nuevo misionero y su compañero, que llevaba ya algún tiempo en la misión, llegaron sanos y salvos, pero no sin haber tenido que luchar con la enfermedad y con una violenta persecución. El P. Teófanes trabajó incansablemente durante cinco años en un distrito en el que había diez mil fervorosos cristianos.
El 30 de noviembre de 1860, el P. Teófanes cayó prisionero. Pasó dos meses encerrado en una jaula; pero su bondad impresionó a los perseguidores, que no le torturaron.
El martirio del P. Teófanes tuvo lugar el 2 de febrero de 1861 y cuando finalizó su tortura y falleció todos los presentes acudieron con paños para empaparlos en la sangre del mártir y conservarlos como prueba de su santidad.