Nació en la finca de Kermartin, en la Bretaña francesa formando parte de una familia de la nobleza bretona. Su madre le leía vidas de santos y le decía: “Ivo, tú también tienes que ser un santo”, y esta afirmación de su madre le sirvió toda su vida. Con 14 años lo enviaron sus padres a París, donde estudió Artes y Teología durante diez años; y como tenía inclinación hacia la carrera jurídica, estudió Derecho en Orleans con tanta pasión que ni dormía. Tenía una vida austera impropia de la juventud de su época: se aficionó a visitar los hospitales y asilos para prestar sus servicios. Hizo voto privado de castidad. Además adoptó una vida penitente, con frecuentes ayunos, abstinencias y vigilias. Tuvo propuestas de matrimonio pero se negó por fidelidad a su voto.
Llegó a plantearse la vida religiosa, pero se decidió por el estado clerical, sin aspirar al sacerdocio todavía, recibió las órdenes menores, dispuesto a ser sobre todo abogado de los pobres, y con esa intención volvió a su diócesis cuando contaba 30 años. El obispo de Tréguier le animó a que aceptase el sacerdocio, y como tal siguió en su oficio de abogado, siempre defendiendo al débil, incluso gratis, animando y viviendo una caridad perfecta, tuvo que dejar la profesión de abogado para dedicarse totalmente a los pobres, con quiénes dormía.
Nombrado juez eclesiástico por el obispo de Rennes, fue un juez honesto que defendió sobre todo a los pobres, se llamaba a si mismo el “el más mezquino de los siervos de Dios”. Su obispo le llamó a su diócesis con el mismo cargo que en Rennes, y en las mismas condiciones. Hizo muchas obras de caridad y apostolado, atrajo a numerosos sacerdotes a una vida propia de su ministerio, dada la relajación reinante entre ellos, y por su defensa de los pobres y le llamaron “El abogado de los pobres”.
En 1285, su obispo, Alían Le Bruck, le nombró rector de la parroquia de Tresdrezt donde estuvo ocho años ejerciendo su ministerio. El siguiente obispo, Godofredo Tournemine, lo nombró párroco de Lohannec, una de las parroquias más importantes de su diócesis donde estuvo hasta su muerte. Desde que lo nombraron párroco, dejó el traje de los curiales, y se vistió una túnica blanca de tela basta que fue su única vestimenta el resto de su vida. Fue un asiduo catequista y predicador, y sus compañeros sacerdotes le llamaban, a donde acudió siempre a pie, y a veces predicando la mañana en un sitio y la tarde en otro. Combatió los odios y enemistades entre las personas, y se esforzó grandemente por reconciliar las enemistades. Creó un hospital cerca de la casa parroquia donde ayudó a los enfermos en los oficios más humildes. Los diezmos que recibió para su sustento los entregó al hospital y a los más pobres. Como Terciario franciscano aparece en los santorales franciscanos. Murió en Lohannec en la mayor pobreza y penitencia. Está enterrado en la catedral de Tréguier.
Es el primer párroco que ha sido canonizado ejerciendo su tarea parroquial. Ha quedado como modelo en los dos servicios que prestó sucesivamente a la Iglesia: abogado y juez en una curia episcopal, y párroco en dos sucesivas parroquias. Sobre una de las iglesias dedicadas a él en Roma, se construyó la universidad de La Sapienza. Patrón de Bretaña y uno de los patrones de los abogados. Fue canonizado el 26 de junio de 1347 por el papa Clemente VI.