Evangelio según San Juan.
Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: «He aquí a vuestro rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucifícalo!». Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron. Palabra del Señor.
Oración:
Señor Jesús, amor y entrega suelen ir de la mano. De hecho, un amor que no hace entregarse por los demás es una ilusión. Te pedimos por los miembros de esta Hermandad, para que les concedas la gracia de amarse entre ellos y de amar a los que tienen alrededor; que este amor les haga entregarse y desvivirse por las tareas que tú les encomiendas según tu voluntad. Que cada uno de nosotros podamos vivir con un amor entregado; especialmente pedimos por los padres y madres: para que no haya ningún niño sin el amor de unos padres entregados por ellos. A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Padre Nuestro que estás en el Cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.
Hágase tu Voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén
En el interior de la Catedral, ante María Santísima de la Concepción
María Santísima de la Concepción, en tu seno se gestó el hombre más hermoso de la tierra y de la historia, y de tal hermosura participabas tú. Te pedimos especialmente dos cosas: por las madres que esperan un hijo, para que tú las cuidas y cuides del hijo que esperan. También te pedimos que aquellas personas que han optado por interrumpir un embarazo, para que las sanes de las heridas que se han producido. Madre, ten piedad de tu pueblo, que necesita de ti, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Dios te salve, María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Miguel Ángel Morell
Canónigo del Cabildo de la Catedral
Rector del Seminario Menor Virgen de Nazaret