“Acompañar a personas en situación de soledad no deseada, por circunstancias personales”. Este es el objetivo de “Puentes de esperanza”, una iniciativa originada el pasado mes de enero por un grupo de fieles de la parroquia de San Ildefonso en Granada y que cogerá impulso a partir del mes de septiembre.
Muchas personas, especialmente mayores, se encuentran solas. Y esa dura realidad es la que han querido afrontar este grupo de fieles, que cuenta con el apoyo de la Pastoral de la salud, de donde recibirán formación a partir del próximo curso.
Mati López es coordinadora de la iniciativa y quien advirtió claramente esta necesidad de compañía en muchas personas. Su experiencia de muchos años como asociada de enfermería, en residencias geriátricas y en ayuda a domicilio, los últimos 17 años en este último sector, le hizo ver claramente que podía hacerse mucho por el bien de estas personas en forma de escucha, atención… en definitiva, de compañía. “Ahí ves la realidad de cuántas personas están en situación de soledad, y personas que están en una situación también de enfermedad, que no tienen a nadie, que necesitan ese consuelo, esa compañía y ese ánimo”, explica Mati. Una compañía para la que cuentan también con “los sacerdotes de aquí de la parroquia, pues ellos se han ofrecido también a ese acompañamiento espiritual”.
“Llevamos ánimo, compañía y amistad a quien lo necesite”, explican en “Puentes de esperanza”. Desde esta iniciativa, sus integrantes, que están abiertos a la participación de voluntarios, ofrecen apoyo y compañía a personas de cualquier edad. Entre otras cosas, visitan a las personas en sus domicilios y también en residencias y hospitales; acompañan a las citas médicas, a caminar y a realizar gestiones; informan y orientan sobre los recursos públicos a su alcance y brindan apoyo a cuidadores, “reconociendo y aliviando la carga de quienes cuidan a otros”, indican.
“Puentes de esperanza” cuenta con el apoyo de la Pastoral de la salud con quien recibirán una formación específica para este fin y la colabora Cáritas parroquial de San Ildefonso. Mati López, que también es responsable de dicha Cáritas parroquial, explica que la vocación originaria de este proyecto es “construir ese puente entre la comunidad parroquial y quienes necesitan esa compañía, esa escucha, ese consuelo de toda la gente que está viviendo esta situación de soledad no deseada”.
La iniciativa toma el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe, porque hay una gran devoción a esta advocación.
Está abierto a la participación de todo el mundo como voluntarios o personas interesadas que, de algún modo, quieran poner su grano de arena en el consuelo y en tender una mano amiga a quienes están solos.
La parroquia tiene disponible de sendos formularios en su página web www.sanildefonso.info tanto para ser voluntario (PINCHAR ENLACE, https://sanildefonso.info/voluntario-puentes-de-esperanza/) como dirigir una solicitud de ayuda (PINCHAR ENLACE, https://sanildefonso.info/solicitud-puentes-de-esperanza/) Cuantos más voluntarios participen de esta iniciativa, “mayor número de personas posibles” podrán recibir asistencia y compañía, indican desde “Puentes de esperanza”. También están disponibles en el teléfono de la parroquia 958-38-94-54.
En el mes de septiembre impulsarán este proyecto con cursos de formación, para hacer este tipo de voluntariado, que supone acompañar a personas en ámbitos hospitalarios, domicilios o residencias.

¿CÓMO FUNCIONARÍA?
La persona interesada se pone en contacto con “Puentes de esperanza”. Tras su incorporación como voluntario, “me presento con el voluntario o la voluntaria, por ejemplo, si es en el domicilio, me presento en ese domicilio con el contrato de voluntariado y con la tarjeta identificativa del voluntario y voluntaria que va a hacer el servicio. Entonces, vamos el voluntario y voy yo con él, nos presentamos, hablamos con la persona interesada. Siempre tiene que haber un familiar de referencia. Para eso, llevamos una ficha con todos los datos más significativos de la persona acompañada, la cual tiene que ser firmada por la persona necesitada y también por ese familiar de referencia”, explica Mati López. “Entonces, se ponen de acuerdo la persona necesitada y el voluntario en el día o días para poder hacer efectivo este acompañamiento”.
“Y eso lo hacemos también en residencias. Se les entrega el contrato de voluntariado, una copia se queda en la residencia, otra copia nos queda con nosotros, firmada con el sello de la parroquia, por el párroco don Arcadio y el voluntario. Y luego, aparte de eso, cada voluntario lleva su tarjeta de identificación con su dato y su fotografía”.
La iniciativa supondrá un alivio a muchas personas que en su situación de soledad podrán redescubrir la belleza y esperanza de estar acompañados en la vida y en la cotidianidad.
Paqui Pallarés