La beatificación de la Madre María Emilia Riquelme tiene su propio himno. El compositor de la letra corre es el joven arquitecto granadino, Javier López-Frías, al que se une Santiago Domínguez, ocupados ambos de la composición musical del grupo “Volver a Siquem”. Ambos han participado en la “Misión Bolivia” organizada por la Pastoral Universitaria y en la que las riquelminas colaboran de forma activa.
Fruto de esta experiencia de misión, y en contacto con la vida y el carisma de la futura beata, el joven granadino ha compuesto esta canción llamada “No hay fronteras” inspirada en su figura que, a pesar de haber muerto hace casi un siglo, sigue llamando al corazón de la fe cristiana.
Este himno nace de la propuesta de las propias hermanas a través de la amistad que les une con López-Frías, “nos mostramos disponibles para esto y ellas nos pidieron componer una canción que hablara de lo que nos propone María Emilia”, comenta Javier. “No queríamos ensalzar su figura ni nombrarla porque, si os fijáis, no sale su nombre, sino que queríamos proponer música con algo muy sencillo, unos versos y unos acordes, proponiendo lo que ella vivió, mostrándolo como algo actual”.
La letra de la canción es un diálogo entre el dolor del hombre que en el mundo de hoy sufre de soledad, de sed, de vacío, pero que, en esa experiencia de dolor, logra abrirse a la vida gracias al don de la fe. Como un estribillo, resuenan finalmente unas palabras de la propia María Emilia: “eres mi Dios y mi todo”.
“Nos hemos empapado mucho de su pensamiento, de sus textos para escribir la letra” cuenta el joven compositor. “Con eso, la canción termina tratando de dar una respuesta que es su carisma, que tiene a su vez tres pilares: la Eucaristía, María Inmaculada y la misión”.
Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada