Fecha de publicación: 22 de marzo de 2022

Los agustinos recoletos de Motril llevaban preparando a sus alumnos para este encuentro desde hace más de dos años. Un tiempo en el que la formación telemática se ha alternado con la presencial, cuando la tasa de contagios lo ha ido permitiendo.

Un total de 62 confirmandos, que cursan ahora mismo la secundaria o algún ciclo de Formación Profesional del Centro San Agustín, se presentaron en la iglesia de la Encarnación de Motril junto a sus padrinos, amigos y familiares. En el grupo también se confirmaron varios padres de alumnos, animados por la preparación de sus propios hijos, y familias adscritas a la parroquia de la Encarnación.

La celebración contó con la presencia del arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, que concelebró la Eucaristía junto al Vicario Territorial, D. Juan Bautista Amat, el párroco, D. José Albadalejo, así como el prior de la comunidad de los agustinos, D. Julio Amezua, y el director del centro, fr. José Manuel Cambero. “Ellos han ido haciendo un crecimiento de maduración”, comenta este último, que ha sido además catequista del grupo de secundaria. “Como ellos asisten al colegio católico y a las clases de religión, forma parte de un todo conjunto, de tal manera que es natural para ellos”.

EL REGALO DE LA CONFIRMACIÓN

Este grupo de confirmandos agradeció las palabras de Mons. Martínez, especialmente cuando dijo que eran un “precioso ejército” dispuesto a vivir transmitiendo la alegría de la fe cristiana.

“Cada uno de vosotros sois un regalo de Dios”, exclamó el arzobispo. “y venimos aquí a recibir un regalo, que es Dios mismo, la vida de Dios, del Espíritu de Dios. Lo necesitamos para ser buenos cristianos. Ser cristiano significa ser una persona que sabe vivir porque sabe que es amado con un amor infinito y porque comunica ese amor”.

Parafraseando a su patrono, San Agustín, volvió a recordar ese “nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti”, que supone la vida cristiana, siendo la fe la respuesta de Dios con un amor infinito por cada uno. “Nuestro corazón busca y desea un amor infinito. Podemos conocer amores muy grandes y muy buenos, pero ninguno que sea un amor infinito”, concluyó D. Javier.

“Habíamos preparado toda la Eucaristía y todos estaban algo nerviosos”, cuenta Isabel, una de las catequistas que ha preparado a los chicos en este tiempo. “Todos los jóvenes acabaron muy contentos, agradecieron mucho la cercanía del arzobispo”. “Se les veía realmente alegres, con esa vivencia alegres, una alegría serena que desprendían”, añade Cambero.

Tras recibir este sacramento de la plenitud de los dones del Espíritu Santo, el grupo de alumnos del Centro San Agustín y los fieles de la Encarnación continuaron la celebración con sus respectivas familias.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social