Anima a los fieles a peregrinar hasta esta región murciana y vivir este tiempo como un “tiempo de gracia y conversión”.

El arzobispo Mons. José María Gil Tamayo ha inaugurado el Año Jubilar en Caravaca de la Cruz, de la Diócesis de Cartagena, durante la Eucaristía que tenía lugar el pasado 7 de enero, concelebrada por el obispo anfitrión D. José Manuel Lorca Planes y otros obispos andaluces, como los de Guadix, Almería y Jaén, así como los de Zamora y el emérito de Burgos, y medio centenar de sacerdotes. La Eucaristía se ha llevado a cabo en la basílica menor santuario de la patrona de Caravaca.

En su homilía, Mons. Gil Tamayo ha invitado a los presentes a acercarse a la Sagrada Reliquia en este “año de gracia y de bienes”. Asimismo, ha animado a los creyentes que participaban en la celebración o que la seguían por televisión a no ocultar su fe en la Cruz, tal y como hacen los caravaqueños “que han recibido el testimonio de primera mano de la pasión y muerte del Señor, el símbolo del cristianismo”. Mons. Gil Tamayo ha recordado, además, que este Jubilar es un tiempo de conversión, de contemplar a Cristo, para “salir de aquí haciendo el bien”.

El arzobispo de Granada ha animado a los fieles a peregrinar hasta Caravaca para participar en este Año Jubilar. “Supondrá entrar en el misterio del amor que nos ha ofrecido Jesucristo, vamos a Caravaca a participar de la misericordia y del perdón de Dios para sentir la fuerza y la alegría de salir de aquí cargados”, señaló. Y ha recordado los distintos lugares del mundo que sufren la guerra y la violencia, como Palestina e Israel, Ucrania, Nicaragua y Nigeria.

Mons. Gil Tamayo ha expresado su agradecimiento a Dios y a la Cofradía de la Vera Cruz “por haber participado en la apertura de su Año Jubilar”. “Será, sin duda, un tiempo de gracia, conversión y renovación cristiana. ¡Dios les bendiga!”, señaló.

INDULGENCIA PLENARIA

El comisario del Año Jubilar y párroco de El Salvador de Caravaca, David Martínez, ha leído la carta que en 1998 envió la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, concediendo al santuario de la Vera Cruz la celebración de un jubilar a perpetuidad a celebrar cada siete años.

En el decreto de concesión se explica que la Penitenciaría Apostólica concede Indulgencia Plenaria cumpliendo los requisitos establecidos (visitar el santuario de la Vera Cruz, comunión eucarística, confesión sacramental y orar por las intenciones del Santo Padre) los días 3 de mayo, fiesta de la Aparición de la Vera Cruz, y 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz; siempre que por devoción se peregrine en grupo al santuario caravaqueño; o una vez al año, en el día que libremente se elija por los fieles.

Además, en la celebración del Año Jubilar también se concede indulgencia plenaria a quienes participen en las misas de apertura y clausura, o en aquellas celebraciones presididas por el obispo de Cartagena.

El Año Jubilar a Caravaca de la Cruz fue concedida en el año 1981 por san Juan Pablo II al conmemorarse el 750 aniversario de la aparición de la reliquia de la cruz en Caravaca. El privilegio del Año Jubilar Perpetuo cada siete año fue comunicado por el Vaticano en 1998, celebrándose el primero de ellos en el año 2003.