La fenomenología es una disciplina de la filosofía que trata de describir el mundo tal y como se manifiesta dentro de la conciencia. En su participación en el congreso internacional del IFES, Jani recordó el momento en que la fenomenología de Edith Stein se transformó tras su encuentro con la verdad del cristianismo.

“La fenomenología de la fe de Edith Stein, basada en la de Husserl, está marcada por su trayectoria vital. Esta disciplina quiere explicar cómo funciona el ser humano, en función de cómo el hombre experimenta su ser en el mundo”, explica la profesora de la universidad de Budapest.

Atendiendo así a su vida, puede comprenderse su camino hacia la fe cristiana y su encuentro con la verdad de la Iglesia. Un encuentro que comenzó al percibir la diferencia de la fe cristiana con la creencia protestante. Todo ocurrió al ver la forma en que una aldeana entraba en la Catedral de Frankfurt a rezar. “Vi a una persona entrando en la iglesia desierta, como si fuera a conversar en la intimidad”, dice en sus memorias.

Este fue un chispazo para el camino hacia la fe que iluminó su fenomenología, que ya de por sí estaba muy marcada por la importancia de la alteridad. “Para ella cobra mucha importancia esta idea”, explica Jani. “Concluye que, dentro de la experiencia de la alteridad, sale a la luz la experiencia del individuo, la experiencia que tengo de mí mismo”. La espiritualidad supone, para su fenomenología, una conexión con la experiencia de mundo.

En este camino va adentrándose en la idea de la Trinidad, del diálogo entre las tres personas de Dios, como una verdad que es aplicable al ser humano. “La fenomenología de la persona es muy importante para ella, y después, este interés se convierte en interés por la personalidad infinita de Dios. Esta personalidad de Dios cobra sentido dentro de su Trinidad, y Edith Stein lo que hará será establecer un paralelismo entre la vida personal de ser humano y la eternidad de la hipóstasis trinitaria”.

PERSONALIDAD DE LA FE Y COMUNIDAD, MISTERIOSAMENTE UNIDAS

Un aspecto que quiso iluminar Jani en su participación en el simposio, que este año llevaba por título “Diáspora, comunidad y solidaridad”, fue la reflexión de Stein acerca de la comunidad y la laicidad. “Para ella sería un problema entender la vida individual separada de la vida en comunidad. Su vida tiene un aspecto comunional y un aspecto personal en ese sentido. Toda su influencia religiosa, tanto la que procede de su comunidad religiosa como académica, se aúnan en su pensamiento”, explica.

Así se puede entender la particularidad de la vida de Stein, la personalización de su fe. Siendo ella una persona de conciencia y origen judío, que había dejado voluntariamente de rezar en un momento de su vida, empieza desde entonces a conectar su experiencia de vida, su fenomenología, con una forma de oración.

Dentro de esta relación de diálogo con Dios, influida por la lectura de vidas de santos como San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, acabará haciendo su particular camino de entrega a Dios dentro de la fe de la Iglesia. Fue en su experiencia individual como acabará tomando el hábito carmelita con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz.

De esta manera pudo hacer un camino personal que no por ello estaba desligado de la comunidad, tanto de la Iglesia como la judía. Misteriosamente, en ese camino dialógico amoroso, acabó dando la vida cantando salmos como una monja carmelita por el pueblo judío.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social