Mons. Santiago Gómez Sierra, es el obispo delegado para la Enseñanza en la Asamblea de Obispos del Sur de España:
1. “Una asignatura para el siglo XXI” es el título del III Congreso del Profesorado de Religión Católica de Andalucía, pero también plantea un reto respecto a que así se refleje en el horario escolar, ¿no cree?
Creo que la dificultad fundamental está en descubrir que la asignatura de Religión Católica contribuye a la formación integral de los alumnos. Mientras no tengamos ese convencimiento todo será un regateo en cuanto al tiempo. Sin embargo, para la formación cultural -qué museo o pinacoteca, qué templo o catedral se puede visitar, entendiendo lo que se ve, si no se conoce la religión cristiana-, además, para la formación personal, es necesaria una educación en valores o virtudes, con argumentos que den esperanza, que ofrezca motivaciones para trabajar, para entregarse por los otros, para sufrir y para gozar. Una fuente de todo esto es la fe cristiana. Por tanto, pretendemos que la asignatura de religión disponga de tiempo suficiente para explicarla y poder hacer su aportación a la educación integral de los alumnos.
2. Unos 600 profesores reflexionarán en este evento sobre el actual panorama educativo y sus oportunidades. ¿Cómo lo describiría?
Efectivamente, 600 porque es el límite del aforo en el que se va a celebrar el Congreso, repartidos equitativamente entre las diez diócesis andaluzas. Creo que este encuentro es muy importante para reflexionar juntos sobre la identidad y misión del profesor de Religión Católica, y para fomentar la comunión entre todos los que comparten la misión de la enseñanza religiosa escolar. El papa Francisco está impulsando en toda la Iglesia una clave sinodal, para todos los participantes será una ocasión para hacer una experiencia sinodal, para caminar juntos, compartiendo experiencias. También se abordarán los retos educativos que la clase de Religión tiene en el marco legal de la nueva ley de Educación, y para pensar cómo contribuir desde la enseñanza religiosa escolar a la mejora del sistema educativo y a la educación de las nuevas generaciones de la sociedad del siglo XXI.
3. ¿Y qué aporta exactamente la asignatura de Religión a la educación y a la sociedad?
El cristianismo ofrece una visión integral de la persona, que no puede reducirse solamente a entrenarse en una serie de competencias. Nuestra fe abre la dimensión espiritual y trascendente de la vida; presenta la verdad de Dios, que fundamenta y trasciende la historia presente y, a la vez, nos implica en la construcción de la convivencia humana, de manera que se priorice a la persona por encima de todo, en solidaridad y justicia con todos, especialmente, con los más pobres y marginados, y que haga justicia a la verdad del hombre en todas las etapas y en todas las dimensiones de la existencia.
4. ¿Qué claves debería tener en cuenta y transmitir un profesor de Religión respecto a otro que imparta una asignatura diferente?
El profesor de Religión es testigo, fundamentalmente. A lo mejor en otras materias esa cualidad del testimonio por parte del que la imparte no es tan necesaria. Sin embargo, el profesor de Religión es un testigo que transmite, no sus opiniones personales, sino la fe de la Iglesia, en cuyo nombre está en la escuela, para hacer esa propuesta y dar a conocer qué es la Religión Católica. Y esa es la principal cualidad, ser testigo. Además, si en su vida personal también él participa en la vida de la comunidad cristiana y vive la fe que enseña, entonces el testimonio saldrá con fluidez y espontaneidad, entregándose y dando a conocer la fe de la Iglesia a sus alumnos. Aunque la clase de Religión Católica en la escuela no sea una catequesis, sí es un medio para que la fe de la Iglesia pueda ser conocida para las nuevas generaciones.
5. Como Obispo delegado para la Enseñanza en la Asamblea de Obispos del Sur de España, ¿Qué horizonte le augura a la asignatura de Religión?
El porcentaje de alumnos que elige la Religión Católica en Andalucía se sitúa en torno 80%, por tanto, las administraciones educativas deben responder a esta demanda de las familias, que piden que sus hijos sean educados según sus propias convicciones cristianas. En este sentido, contando con la colaboración de todos los integrantes de la comunidad educativa, y sabiendo que estamos trabajando por el bien de los alumnos y de la sociedad, creo que la asignatura de Religión Católica en la escuela tiene un futuro ilusionante y fecundo.
Delegación de MCS. Diócesis de Huelva