Fecha de publicación: 6 de junio de 2022

Hacia última hora de la tarde del pasado viernes 3 de junio, próximo a la víspera de Pentecostés, el patio interior de La Inmaculada se dispuso pasa recibir a unas doscientas personas que acompañaron las confirmaciones de este grupo de jóvenes y adultos de distintas partes de la diócesis.

Amigos, catequistas, padrinos y familiares de los confirmandos participaron de una emotiva celebración que presidió el Vicario General, D. Francisco Javier Espigares. Este les quiso hacer reflexionar sobre la importancia de la experiencia cristiana y de la permanencia en la Iglesia como catalizador de la verdadera evangelización.

“Siempre coincide el experimentar que Dios quiere para nosotros lo mejor y, viviéndolo, poder llevárselo también a los demás”, afirmó el Vicario. “No os separéis de la Iglesia, porque la Iglesia es la casa y la escuela donde enseña el único maestro y Señor, que es Jesucristo. El hombre sin Dios se deteriora, ¡y esa es la buena noticia!, que el hombre, con Dios, ya tiene esperanza. Que la desgracia y el pecado ya no son lo definitivo, sino el amor de Dios”.

UNA CONVERSIÓN EN COMUNIÓN

La alegría brillaba en el rostro de los confirmandos, empezando por la de los jóvenes del Jesús-María, que llevan desde octubre con catequesis quincenales. “Los chicos estuvieron muy contentos, se podía percibir que tenían el Espíritu”, dice Eva Rodríguez, una de las religiosas que les ha preparado en este tiempo. “Hubo un buen ambiente en general, que hizo que todos se quedaran allí postergando incluso la cena que tenían reservada. Todos lo recuerdan como un día inolvidable”.

Dos misioneras del Verbum Dei prepararon al grupo de seis chicas y un chico, estudiantes de Educación Infantil de La Inmaculada.” Yo he sido testigo del cambio, desde el primer día que les he tenido hasta ahora, y las convicciones de fe que esto ha generado en ellos”, cuenta la misionera Judith Anderson. “Han podido expresar desde el principio quién era Dios para ellos, incluso compartiendo sus rebeldías e incomprensiones. Ahora tienen la experiencia de un Dios cercano y vivo”.

“Estas Confirmaciones fueron un regalo. Era bonito ver cómo gente de distintos grupos vivía lo mismo y éramos uno”, explica Elena Leal, catequista de San Justo y Pastor. “Con mi grupo fue bonito acompañarlos durante casi un año. Éramos gente de distinta edad, carrera y familia, que pudimos preguntarnos lo mismo juntos, con muchas ganas de vivir bien. Este día fue el culmen de todo este recorrido y nos fuimos con la certeza de que la respuesta no viene de nosotros, sino que es de Dios, que te envía el Espíritu Santo”.

Entre los confirmandos se encontraba también Diego Belinchón, seminarista que ha cursado el Introductorio en el San Cecilio, y que estuvo acompañado de todos sus hermanos seminaristas. Estas confirmaciones concluyeron con un ágape con todos los asistentes, en este patio interior de La Inmaculada, que terminó a última hora del viernes y en el que los mismos presentes se implicaron solidariamente en la recogida de todo el material que se había dispuesto para la celebración.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social