El pueblo cristiano de Granada rezó por el alma de Benedicto XVI durante su participación en la misa exequial celebrada el 3 de enero en la S.I Catedral, presidida por los arzobispos D. Javier Martínez y coadjutor D. José María Gil Tamayo. El pueblo de Dios granadino se unía así a la Iglesia universal, que reza por el descanso eterno Benedicto XVI, y cuyo funeral en Roma tendrá lugar el 5 de enero y recibirá sepultura en la Gruta de la Basílica de San Pedro.
Junto a ellos concelebraron un grupo de sacerdotes diocesanos, entre ellos los miembros de los Cabildos catedralicio, Capilla Real y Abadía del Sacromonte. Precisamente, fue Benedicto XVI, siendo cardenal Josep Ratzinger Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, quien devolvió en junio del año 2000 los libros plúmbeos a la Abadía, donde hasta entonces habían estado depositados en Roma durante más de tres siglos.
UN MAGISTERIO QUE DESBORDA
En su homilía, el arzobispo D. Javier recordaba el gran y fecundo magisterio que ha dejado Benedicto XVI “que desborda su propio ministerio como Sucesor de Pedro”. En un recorrido por sus cuatro encíclicas, D. Javier compartía con los fieles las claves del ministerio de Benedicto XVI, así como de su etapa siendo cardenal Josep Ratzinger: el amor a Dios, la esperanza en Dios, y la belleza, “como camino para llegar a Dios”, puesto que –como recordaba D. Javier- además de Sumo Bien y Suma Verdad, Dios es Suma Belleza. (Homilía D. Javier Martínez, en la misa exequial por Benedicto XVI en Granada).
Nuestro arzobispo D. Javier subrayaba también que, para los cristianos, con el fallecimiento de una persona, en este caso Benedicto XVI, “no perdemos nada”, sino que están más cerca de nosotros guiándonos e intercediendo. “La muerte no rompe los lazos que unen a los miembros del Cuerpo de Cristo. La muerte no rompe los miembros del Cuerpo de Cristo. Y por lo tanto, en esa unión de la que participamos, por nuestro bautismo y desde nuestro bautismo, estamos todos y no nos falta nadie. Y ciertamente, no nos va a faltar la intercesión, la ayuda de Benedicto XVI”, señaló.
En este sentido, D. Javier expresaba su convicción de la santidad del Papa emérito, y que oficialmente sea “pronto” reconocida por la Iglesia, en línea de alguna manera con lo que el pueblo cristiano ha venido expresando de forma espontánea estos días de “santo súbito”, para Benedicto XVI. “No sé si será súbito, porque la Iglesia no quiere (y menos con los Papas) ahorrarse nada del trabajo que supone un proceso de beatificación. Pero, yo estoy convencido de que es santo. Y espero, muy pronto, de que le podamos, oficialmente, dar culto y pedir su intercesión. Y por la Iglesia, que, en este momento, tan turbulento del mundo necesita la luz de Dios, necesita la guía de nuestros pastores, necesitamos la guía de nuestros pastores. Que no nos faltarán, porque Dios da a la Iglesia siempre lo que más conviene”, explicó D. Javier Martínez.
La misa exequial en la Catedral se suma a los sufragios y oraciones que por el eterno descanso del Papa emérito se han venido celebrando en la Diócesis, tal y como pedían ambos arzobispos en la Nota difundida la misma mañana del fallecimiento de Benedicto, el pasado 3 de enero (Ver Nota). A ello se sumaron también la oración por el Papa emérito que los presbíteros incluyeron en la memoria de los difuntos de la plegaria eucarística en todas las misas desde entonces.
Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación Social