“Se dan situaciones de personas que pagan su luz, que están al día, que pagan desde hace 50 años sus recibos están sin luz, entre ellas un numeroso grupo de personas mayores, dependientes, con problemas graves de salud, que no pueden tener la insulina en el frigorífico ni botellas de oxígeno, ni otro tipo de aparatos que requieren electricidad. Y luego que se está marginando más a esas personas, porque sin luz no pueden tener una vida digna. Sin luz no hay educación, no hay salud, no hay vida, porque hoy dependemos de la luz para todo, y no es un día ni dos, son todos los días y muchas horas”, explica Manuel Martín, que insiste en que el problema lleva mucho y tiempo y persiste de forma más grave en estos últimos cinco años.
Ambos han recibido la visita de numerosas personas y grupos, y de los propios vecinos que agradecen este gesto solidario con su situación. También han recibido la visita de sacerdotes de la Iglesia de Granada, entre ellos los párrocos del Arciprestazgo de Cartuja, que en un comunicado manifestaron su “total apoyo” al Defensor del Ciudadano y al párroco de la Paz, recordando “la situación de deterioro humano de nuestros barrios y el dolor ante el actual problema de los cortes de luz”. “Sabemos que no es fácil la solución, pero no podemos permanecer en silencio ante una realidad que se prolonga meses y años sin buscar una respuesta”, explican los sacerdotes de este Arciprestazgo.
Mario Picazo lleva cinco años viviendo en el barrio y reconoce que este gesto era necesario, porque aún en Granada la Zona Norte es desconocida y arrastra prejuicios. “Hemos querido dar voz y rostro a familias y personas que son hijas de Dios; que son gente que tienen derecho a vivir con dignidad. Pensábamos hacerlo desde allí, pero temíamos que efectivamente quedara en una acción testimonial por parte nuestra y no trascendiera como era el deseo que teníamos. Quisimos venirnos aquí, al centro de Granada, una iglesia que es la iglesia de San Francisco con todo lo que san Francisco significa para los creyentes y no creyentes. Un sitio de paso, que, efectivamente, hemos podido constatar que hemos sido visitados por cientos y miles de personas que están pasando por aquí. Y todo esto nos ha dado la razón de que efectivamente hacía falta este gesto para que en Granada la gente empiece a pensar y a mirar aquel barrio con otros ojos”, explica el párroco.
El encierro ha concluido después de una semana y ambos confían en que se haya escuchado su voz para emprender una solución que afecta a las personas. Aseguran que ha sido una experiencia llena de “días muy intensos”, “una experiencia magnífica y con una acogida grandiosa”, que les ha permitido “entrar en un diálogo y hacer posible que la gente tenga otra visión de la realidad de la Zona Norte de Granada”. En este sentido, el párroco de La Paz y el Defensor de la Ciudadanía desean haya servido para abrir los ojos a la ciudad de Granada sobre la situación de esta Zona Norte y especialmente a quienes pueden dar solución a su reivindicación.
Paqui Pallarés
Directora de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada