Fecha de publicación: 24 de septiembre de 2019

Una de las alumnas de máster de la facultad del curso académico de la Facultad de Teología de Granada fue la encargada de dirigir las palabras iniciales por el que se invocaba la gracia de ese mismo Espíritu Santo “que dio a la Iglesia naciente su primer impulso y constantemente actúa en ella” y que “da el convencimiento de la fe”, promoviendo “la bondad, la verdad y la belleza”.

La Santa Misa contó con la presencia del rector de la Universidad Loyola de Andalucía, D. Gabriel María Pérez Alcalá, el rector de la Facultad de Teología, D. Gonzalo Villagrán, el rector del Seminario de Granada, D. Enrique Rico Pavés, además del claustro de profesores, alumnos y personal de la facultad.

El obispo de la diócesis de Guadix, Mons. Orozco, centró su predicación en subrayar la importancia de comunicar la verdad a través del testimonio. La comunidad educativa debe entender que “su tarea principal es colmar y calmar “ esta búsqueda de sentido y de respuesta del hombre.

Haciendo honor a su lema episcopal, “tus heridas nos han sanado”, Mons. Orozco reflexionó sobre la situación herida del hombre contemporáneo: “cuando miramos a nuestro alrededor, a nuestra sociedad y a nuestro mundo vemos y descubrimos tantos desiertos y tantos estercoleros de verdades a medias, de hombres y mujeres que, quizás porque no encontraron la verdadera verdad para orientar y fundamentar su vida sobre una esperanza que de alguna forma pusiera orden a toda su existencia, han sido violentados y maltratados con grandes heridas lo más profundo de su corazón”, afirmó.

El obispo llamó la atención sobre cómo la celebración de esa misma Eucaristía era una forma de “secundar este deseo” grabado en el corazón de la sociedad actual, perdida y despistada entre tanta “dictadura ideológica”. La búsqueda de la verdad y la misión del estudio como servicio, debe entrar en conexión con la misión de envío de la Iglesia “en medio del mundo”.

DESDE UNA FE QUE INTENTA COMPRENDER

D. Francisco Jesús terminó animando a los profesores a seguir renovando, “con humildad de corazón” y entre sus tareas cotidianas, su encuentro personal con Jesucristo, con la verdad del Verbo Encarnado.

El encuentro con este ser amados por Dios en nuestras limitaciones es algo que además abordarse desde una “fe que trata de entender”. Que sea este el mejor regalo que demos a nuestro mundo y a la sociedad que nos rodea. “Una fe que intenta comprender, porque la fe no es evidente pero sí es racional. Dios no crea círculos cuadrados. Él sabe, porque se ha hecho uno de nosotros, porque nos entiende perfectamente, porque es hombre verdadero, sabe perfectamente qué hay en nuestro corazón, y sabe hasta qué punto nuestro corazón puede distraerse”

Si bien hemos sido rescatados del pecado original por nuestro Bautismo, nuestros pensamientos y acciones están tocados por la herida de la concupiscencia, dañados “por el límite y la debilidad que solo a la luz de Jesucristo puede ser superado para entregar al hombre la verdadera verdad que rompe todas las barreras de los límites y construye la verdadera esperanza”, concluyó.

Los profesores, alumnos y personal de la Facultad de Teología terminaron esta Eucaristía, que estuvo animada por el coro joven de los Agustinos Recoletos, se despidieron así del monasterio de la Cartuja con alegría y esperanza contagiosas necesarias para afrontar el nuevo curso académico.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación
Arzobispado de Granada