En este sentido, Mons. Argüello manifiesta que “los avances de la ciencia nos hacen poder afirmar con toda fuerza que en el seno de una mujer embarazada existe una nueva vida que es preciso cuidar, acoger, defender«.
«La defensa y la promoción de la vida es una de las fuentes de civilización. Es una de las líneas rojas que expresan la salud moral, la esperanza de un pueblo: defender y promover la vida.
Nos parece una mala noticia que hoy el gobierno haya aprobado un proyecto de ley del aborto donde se sigue afirmando el derecho al aborto, el derecho del fuerte sobre el débil, a la hora de eliminar una vida nueva y distinta que existe en el seno de la madre.
Desde que se aprobó la primera ley que trata de regular el aborto, la llamada ley de interrupción de embarazo en nuestro país, los avances de la ciencia nos hacen poder afirmar con toda fuerza que en el seno de una mujer embarazada existe una nueva vida que es preciso cuidar, acoger defender, para lo cual hay que defender a la madre. Para lo cual hay que ofrecer las condiciones también económicas, laborales, de vivienda, de posibilidad de acoger a esta nueva vida que va a dar a luz.
Por eso es tan importante que como sociedad, como Iglesia también, demos un paso adelante en la propuesta de la nueva vida, en la acogida de la nueva vida, en el apoyo a las madres embarazadas que sufren cualquier tipo de dificultad que pudieran hacer entrar en dudas sobre la viabilidad de su embarazo.
Una sociedad que defiende la vida desde el seno de la madre pasando por todas las peripecias vitales, hasta el momento final de la muerte, acogida también como fenómeno que forma parte de la existencia, muestra la salud moral de una sociedad y la esperanza en construir un futuro de bien común».
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