Fecha de publicación: 27 de noviembre de 2020

En vísperas del inicio del tiempo litúrgico del Adviento, D. Francisco Tejerizo, Vicario Territorial de la Zona I y sacerdote redentorista aporta claves para vivir este tiempo de “esperanza” y de “consuelo” especialmente este año ante los sufrimientos provocados por la pandemia.

“El adviento siempre es una oportunidad para los creyentes y no creyentes de descubrir la presencia de Dios que está muy cerca, que no nos deja solos, que vino al mundo, que está presente y que culminará toda la historia de la humanidad. En este tiempo Dios viene a consolar y a hablar al corazón especialmente en estos tiempos de aflicción”, asegura D. Francisco Tejerizo.

SER CONSUELO CERCANO

Este Adviento trae una renovada experiencia de ser consolados y consolar, hablar al corazón. Consolar supone “abrir caminos de esperanza”. Abrir caminos hablando al corazón de las personas, todo el Adviento es una invitación a sacar fuerzas para seguir adelante, “podemos sobreponernos en medio de la dificultad sabiendo que tenemos más fuerza de la que pensamos. Tenemos esa fuerza porque es de Dios que nos acompaña y no nos deja”, afirma el sacerdote.

Sabiendo que Dios ha puesto su morada en nosotros y por ellos nos sentimos habitados y consolados, eso nos hace poder también consolar y acompañar a los que más lo necesitan con creatividad para estar cercanos a tantos que están solos, dolidos, con miedo. Acompañar a través de la escucha, escuchar incluso el silencio de a quien le resulta difícil hasta formular palabras ante el dolor.

ESPERANZA EN LA FRAGILIDAD

Este tiempo si algo ha puesto de relevancia es que la vida humana es frágil, que necesitamos unos de otros, hay muchas personas necesitadas de cuidado. Siguiendo el ejemplo de todos los personajes que en este tiempo caminan hacia Belén, la Virgen, San José, los pastores, los Reyes Magos nos encaminamos a una Navidad que nos permita empezar una vida nueva.

Todos tenemos en el corazón sed y necesidad de esperanza en lo profundo del corazón humano y el Hijo de Dios se hace carne trayendo esta esperanza al mundo entero, creyentes y no creyentes.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada