El 2 de febrero, festividad de la Presentación de Jesús en el Templo, la Iglesia celebró el Día de la Vida Consagrada, bajo el lema “Ven y sígueme (Mc 10, 21). Vida consagrada y nueva evangelización”.
En Granada, el Arzobispo Mons. Javier Martínez presidió una celebración eucarística de acción de gracias por la vida consagrada en la Santa Iglesia Catedral, concelebrada por el presidente de CONFER Granada, D. Onofre Núñez, junto al clero religioso y diocesano.
La celebración por la jornada por la vida consagrada comenzó con la bendición de las candelas que representan la luz de la fe, la fuerza de la esperanza y el vigor del amor de Dios. Posteriormente, el pueblo de Dios y el clero fueron en procesión por la nave central de la Catedral hasta el altar, para iniciar la Eucaristía. En esta celebración se oraron por los religiosos y religiosas, vírgenes consagradas, institutos seculares y nuevas formas de vida consagrada de la Diócesis, quienes a su vez renovaron su consagración a Dios durante la celebración.
En su homilía, Mons. Javier Martínez afirmó que en “nuestro corazón concreto, nuestro corazón que late, que se emociona, que llora, que sufre, que se revela, que patalea, que grita, ese corazón concreto está hecho para Cristo, y sólo Cristo es capaz de llenarlo”.
“¿No es acaso la función de la vida consagrada en la Iglesia la expresión carnal, humana, de esa verdad de que Cristo basta para llenar el corazón? ¿No es ése el significado profundo de la virginidad consagrada? No es tanto un sacrificio o un menos en el afecto o en la humanidad, cuanto un reconocer de tal manera la plenitud que Cristo da que la propia vida se convierte en signo especial, justamente de lo que está implícito en el Bautismo y de lo que será verdad para todos en la Vida Eterna, si es que Cristo lo es todo en todo”, indicó Mons. Martínez.
Momentos antes de dar la bendición final, el Arzobispo de Granada anunció la reciente creación de la “Asociación de Amigos de la Abadía del Sacromonte”, una iniciativa para la recuperación y restauración de la Abadía del Sacromonte. Asimismo, Mons. Martínez subrayó que se trata de una iniciativa para la restauración y recuperación de la Abadía, especialmente de la recuperación como “foco de vida cristiana del siglo XVII y lugar de oración y comunión”, que durante siglos ha sido este lugar emblemático de la Iglesia de Granada.