La celebración estuvo acompañada por todas las personas que colaboran en la Pastoral de la Salud: Carmen, Francisco Garrido, Fernando, Melica, Alicia, María, Trini, Luisa María, Francisco Morillas, Lourdes, Encarnita, Inma y Carmen Guerrero. Han asistido 25 enfermos, acompañados de cuidadores muchos de ellos.

El tema propuesto para esta Jornada: “Uno sólo es nuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos”, es una llamada para recordarnos que todos somos hermanos y el lema: “Cuidémonos mutuamente” nos recuerda que todos somos corresponsables unos de otros, así empezó la Monición Ambiental, en la que se recordó especialmente a los enfermos atacados por la Pandemia del Covid, que padecemos y a todos los sanitarios que ponen todo su esfuerzo para dominarla. Animó a todos los presentes a participar de esta celebración pensando que Cristo nos animó a no tener miedo y a confiar en nuestra Madre, la Virgen, a la que encomendó el cuidado de cada uno de nosotros.

La Santa misa, estuvo presidida por D. Blas Gerardo Gordo Jiménez, párroco de la Basílica, que dio la bienvenida a todos con estas palabras: “Vamos a vivir un momento precioso de esta Pascua del Enfermo donde el Señor pasa con su fuerza renovadora a través de nosotros, a través de su Iglesia. Nos hacemos eco de quienes, viviendo en la enfermedad, experimentan por una parte, su debilidad y al mismo tiempo también la fortaleza que la fe nos ayuda a poder tener”.

En su homilía, D. Blas manifestó su alegría de que hoy se pueda celebrar esta Pascua del Enfermo en la Basílica, después de tantos problemas como nos ha traído y nos trae esta Pandemia, reflexionó sobre las lecturas del día de hoy, que nos ayudan a comprender que esta etapa de la vida en que las facultades de las que se ha gozado van decayendo, sin embargo la fe nos ayuda a vivirla con alegría sabiendo que la vida no se queda en la tumba sino que terminará en los brazos del Señor que nos ama, viviendo eternamente la felicidad. Hizo una reflexión sobre la visita que la Virgen, estando ya embarazada, hizo a su prima Isabel, ya anciana, porque necesitaba su ayuda. En este encuentro su prima la bendice y ella responde con el Magnificat, canto de alabanza al Señor.

D. Blas terminó con estas palabras: “Pues vamos a pedirle a Señor que no nos falte nunca el Don de la Alegría, que aprendamos a vivir gozosamente esta presencia del Señor siempre, en alegría, sin pena, que nunca nos falta, porque Él tiene la última palabra. Pues con este deseo y en un momentito de silencio, cada uno de nosotros pedimos al Señor que pase por nuestra vida; y hoy, quienes vais a recibir este Sacramento lo podáis vivir como un auxilio, como un sostenimiento que el Señor os ofrece, y al mismo tiempo podamos experimentar la presencia maternal de la Virgen que, como Salud de los Enfermos, hoy de una manera especial, está también entre nosotros.

A continuación tuvo lugar la imposición del Santo Crisma del sacramento de la Unción de Enfermos a todos los presentes por D. Blas y D. Manuel Lara, Sacerdote de la Basílica, que todos recibieron con suma piedad y devoción, cumpliendo las más estrictas medidas sanitarias.

Las lecturas y peticiones fueron realizadas por las personas de la Pastoral de la Salud.

La Santa Misa fue acompañada por los cantos y el órgano de la Basílica, a cargo de D. Luis Linares Moreno, Organista Titular de la misma.

Esta Eucaristía tuvo un carácter entrañable y D. Blas, como final animó a todos a ser misioneros, difundiendo el mensaje de Jesús a todas las personas que nos rodean con el testimonio diario de nuestra fe. La invocación a la Santísima Virgen puso el broche de oro a la Celebración

Como final y obsequio de la Parroquia, se entregó un pequeño regalo con la imagen de la Virgen de la Angustias a cada uno de los asistentes.

Antonio Joaquín Mezcua Roelas