Con motivo del Día Mundial de la Discapacidad San Juan de Dios alerta ante la falta de inclusión de las personas con discapacidad en programas de prevención sociosanitarios que prevengan el envejecimiento prematuro de este grupo de población, y fomenten un envejecimiento activo.

La preocupación por el abordaje del envejecimiento de las personas con discapacidad intelectual ha crecido en paralelo al progresivo envejecimiento de la población general derivado del aumento de la esperanza de vida. Algo que según los expertos de San Juan de Dios hay que abordar con las personas con discapacidad desde la infancia y la juventud para establecer pautas de trabajo activas en su edad adulta desde la continuidad.

Con este objetivo, desde San Juan de Dios en Granada ofrecen esa prolongación en la atención a las personas con discapacidad a través de sus centros especializados desde la infancia hasta la edad adulta atendiendo actualmente a más de un centenar de personas. “Nuestra trayectoria y experiencia en discapacidad nos ha hecho comprender que es fundamental prestar una atención especializada a estas personas con necesidades especiales, que comprenda todas las etapas de su vida para poder ofrecerles un acompañamiento de calidad real adaptado a sus necesidades particulares en sus diferentes periodos vitales”, explica el director-gerente de los centros de la Orden en Granada, José Luis Castellar. “En este sentido, trabajamos con ellos desde el Colegio de Educación Especial San Rafael en su infancia y juventud para continuar nuestra asistencia una vez que han cumplido los 21 años de edad hasta los 65 en los diferentes dispositivos del Hogar San Juan de Dios y su Residencia de Personas Adultas con Discapacidad y Alto Grado de Afectación de modo que podamos mejorar su calidad de vida, su desarrollo y autonomía personal y atender también sus necesidades de cara a este envejecimiento prematuro desde la actividad, tanto mental como física, en su edad madura”.

Concretamente el Hogar San Juan de Dios, a través de su Residencia para Personas Adultas con Discapacidad y Alto Grado de Afectación (RGA) presta servicio de alojamiento, cuidado y manutención de forma supervisada, con carácter temporal o permanente, así como el apoyo personal y social a personas adultas con discapacidad y alto grado de afectación. El objetivo es que los residentes vivan en un ambiente lo más familiar posible, con calidad y calidez y propiciando el ambiente de hogar, contando con las estructuras necesarias y reglamentarias para su atención y también con el apoyo de los servicios socio-sanitarios del Hospital San Rafael. “Contamos con un programa completo de actividades para nuestros residentes con el fin de poder detectar el déficit físico, sensorial, cognitivo, conductual o social que afecta al desempeño independiente de cualquier actividad de la vida diaria y, mediante técnicas rehabilitadoras, compensadoras o adaptativas, fomentar el desempeño lo más autónomo posible de las diferentes actividades habituales en el día a día, actividades ocupacionales y de ocio y tiempo libre”, comenta José Luis Castellar.

El envejecimiento provoca situaciones de soledad no deseada, aislamiento y exclusión social, y, en palabras del director General de San Juan de Dios en España, Juan José Afonso, “también exclusión sociosanitaria que agudiza, aún más, la vulnerabilidad de las personas con discapacidad”.

Las personas con discapacidad intelectual comienzan el proceso de envejecimiento alrededor de 20 años antes que el resto de la población lo que supone una disminución de su esperanza de vida respecto a la población general. Diferentes estudios muestran que las personas con Síndrome de Down comienzan este proceso entorno a los 35 años, y con otras discapacidades intelectuales a los 45. Una realidad visible en los 24 centros de San Juan de Dios para personas con discapacidad en los que la edad media de sus usuarios cada vez es más elevada ya que los avances científicos y sociales junto a la atención temprana han permitido ampliar su esperanza de vida.

Conscientes de estos datos y esta realidad, Juan José Afonso explica que “es un reto que en San Juan de Dios afrontamos a través de 24 centros y dispositivos a nivel nacional, con recursos adaptados a las demandas individuales de las personas mayores con discapacidad, trabajamos desde hace años en programas de envejecimiento activo para prevenir la aparición de los primeros problemas y contamos con unidades residenciales exclusivas para personas con discapacidad intelectual en proceso de envejecimiento y tiene abiertas líneas de investigación y proyectos en relación a esta situación”, e incide en que “como institución y como sociedad debemos ser capaces de ofrecer las mismas oportunidades de acceso a apoyos sociales y sanitarios de las que disfruta cualquier otra persona en su proceso de envejecimiento para lograr la mayor calidad de vida”.

Aunque el envejecimiento en este colectivo comparte muchas características con el del resto de la población, hay peculiaridades propias de la población con discapacidad en la que especialidades como traumatología, neurología, vascular o urología han sufrido un aumento considerable en las consultas. Si hablamos de personas con Síndrome de Down, en las que existe una mayor prevalencia de deterioro cognitivo que puede comenzar a partir de los 35 años, aumentan las posibilidades de desarrollar demencias tipo Alzheimer a una edad que, por el déficit cognitivo previo y la falta de herramientas y protocolos específicos, resulta complejo su diagnóstico e intervención precoz.

Según la coordinadora del ámbito Discapacidad de San Juan de Dios en España, Marta Campos, “la mayoría de las veces este envejecimiento prematuro se asocia a la falta de acceso de estas personas a programas de prevención de la salud y a la atención tan exhaustiva que necesitan, al sumar a las necesidades de apoyo las derivadas de la edad, que requiere un incremento en la atención médica especializada”.

Algunos de estos problemas de salud se dan por la propia discapacidad, pero otros se deben a la falta de inclusión en programas de prevención, ocasionada en parte por la necesidad de una persona que le acompañe al centro médico, un recurso con el que no siempre pueden contar, ya que esa persona trabaja, tiene otras ocupaciones o “también es mayor” como explica Marta Campos, “madres y padres envejeciendo al mismo tiempo que sus hijas e hijos, y por lo tanto necesitando una especial atención también por parte de los servicios sociales y sanitarios”.
Tal y como expone Marta Campos, “es imprescindible evaluar sus necesidades, conocer su situación social y familiar concreta y su nivel de vulnerabilidad para diseñar programas adaptados a sus demandas específicas con los que garantizar la máxima calidad posible en el desarrollo de su proyecto de vida”.

Problemas como la obesidad, el riesgo de caídas por problemas de movilidad, la salud bucodental o déficits auditivos y visuales son otros de los puntos débiles, así como problemas de salud mental.

DIVERSIDAD DE CENTROS Y PROYECTOS AL SERVICIO DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD EN ESPAÑA

La atención a las personas con discapacidad es uno de los ámbitos originarios de la Orden Hospitalaria desde que se fundara en Granada, hace casi 500 años, durante los que ha dado respuesta en cada momento a las diferentes necesidades.

Tan solo en Granada, la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios atiende actualmente a 106 personas desde los 3 a los 65 años de edad a través del Colegio de Educación Especial San Rafael Hogar San Juan de Dios, su Residencia de Personas Adultas con Discapacidad y Alto Grado de Afectación, realizando además una atención temprana previa en muchos casos desde su Centro de Atención Infantil Temprana San Rafael, por el que pasan anualmente 700 niños.

En esta atención integral a la discapacidad, desde los centros de San Juan de Dios en Granada se les facilita atención psicológica, educativa y rehabilitadora con el objetivo de que adquieran el máximo nivel de desarrollo personal, de autonomía para las actividades de la vida diaria y de integración en la vida familiar y social, además de proporcionar actividades útiles a personas en edad laboral que, debido a su discapacidad, no pueden acceder a un puesto de trabajo ordinario o especial para mejorar, así, su adaptación personal y social, ofreciéndoles herramientas laborales y potenciando sus capacidades, necesidades e inquietudes, en base a sus características individuales y siempre bajo el prisma del respeto a su individualidad, dignidad humana y valores éticos.

También son fundamentales en su modelo de cuidar y acompañar otro tipo de actividades de vida comunitaria como terapia canina, musicoterapia o talleres de cine, entre otros.

Por su parte, a nivel nacional la Orden ofrece apoyo cada año a más de 5.400 personas con discapacidad a través de diferentes recursos adaptados a las necesidades concretas. Esta actividad en discapacidad en San Juan de Dios a nivel nacional se realiza a través de una red nacional de 24 centros y dispositivos con más de 4.400 plazas entre residenciales, pisos tutelados por profesionales sanitarios y terapeutas, colegios de educación especial, dispositivos que fomentan el empleo, talleres ocupacionales y centros de día para atender las demandas concretas de las personas con discapacidad y responder a las necesidades que presentan en las diferentes etapas de la vida.

Esta red de recursos se encuentra en Andalucía, Asturias, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Madrid y para ello cuenta con más de 2.600 trabajadores especializados en este ámbito de atención.