El pueblo cristiano de Granada festejamos hoy viernes la llegada de nuestro Arzobispo, D. Javier Martínez, quien el 1 de junio de 2003 llegaba procedente de Córdoba donde había sido obispo diocesano durante 7 años. Durante estos 15 años Mons. Martínez ha guiado la Iglesia diocesana, porción de Iglesia Universal que el Señor le ha encomendado, con paternidad y como pastor de todos, para llevar el amor de Dios y para hablarnos de ese Amor infinito de Dios por cada vida humana; también para llevar el perdón de Dios a todos y el alimento de vida, a través de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.
El 1 de junio de 2003 la S.I Catedral de Granada se llenaba de gente para acoger al nuevo pastor, que siempre ha expresado su amor por esta Iglesia diocesana porque es donde el Señor ha querido que esté. Aquel día, nuestro arzobispo decía a los granadinos en su primera Eucaristía como pastor diocesano, y “con el mismo gozo que el día de mi ordenación sacerdotal”, que “yo no tomo posesión de la Iglesia de Cristo en Granada. Es ella, sois vosotros, los que tomáis posesión de mí”. Y dirigiéndose entonces a los sacerdotes diocesanos les decía: “Quiera el Señor concedernos trabajar juntos y en comunión, por la construcción de este pueblo de santos que el Señor ha confiado a mi ministerio”.
Han transcurrido 15 años desde su llegada a la sede episcopal granadina y aún hoy Mons. Martínez continúa con el mismo ardor, entrega y dedicación en esta Iglesia diocesana, para llevar el amor de Dios a todos.
Desde la Archidiócesis de Granada, damos gracias a Dios por su persona y su ministerio ejercido en nuestra Iglesia particular, así como por sus enseñanzas, su paternidad ejercida con exquisita cercanía y guía para acompañar, educar y ayudar a sanar heridas, testimoniando así el Amor más grande que nos constituye a todos que es el Amor de Dios.
Paqui Pallarés