La Luz de la Paz de Belén brilla ya en los hogares de los cientos de granadinos que han acompañado esta tarde la procesión de esta llama de la esperanza que ha recorrido las calles del centro de Granada al son de villancicos para anunciar el nacimiento del Hijo de Dios. Portada por los jóvenes del Movimiento Scout Católico de Granada, presente en la parroquia de Santa María de las Nieves y en Santa Ana, en Atarfe, la Luz de la Paz efectuó su salida desde la parroquia de Ntra. Sra. de Gracia para realizar un recorrido por el centro en dirección a la Catedral en el que diferentes grupos parroquiales de la diócesis tuvieron la oportunidad de transportar esta Luz que viene del Oriente.

Entre los participantes en la procesión de este año han participado por primera vez en esta iniciativa las parroquias de Albuñol, Chaparral y Dúrcal, entre otras, así como diferentes colegios de nuestra diócesis entre los que se encontraban los Dominicos, Regina Mundi, o los Maristas.

DE LA CATEDRAL A CADA RINCÓN DE GRANADA

A su llegada a la Catedral, la Luz de la Paz de Belén fue recibida por nuestro Arzobispo, Mons. Javier Martínez, y por más de dos mil personas que se congregaron en el templo catedralicio para prender sus farolillos con la Luz de la Paz para posteriormente llevarla a sus hogares y otros rincones de nuestra diócesis.

Una vez en el interior, los miles de jóvenes y familias congregadas celebraron juntos la liturgia de la palabra presidida por Mons. Javier Martínez que dedicó especial atención a hacer partícipes del momento a los más pequeños y en la que también hubo sacerdotes disponibles para administrar el sacramento de la Confesión.

“Gracias a lo que representa esta luz, a Jesús, somos una familia. En Jesús vemos el rostro de Dios y se nos alegra la vida, Dios está siempre con nosotros por amor. Cuando tenemos este amor nos es más fácil perdonar, compartir, ayudar al que nos necesita. Todas estas cosas iluminan la vida y la hace bonita, la vida con Jesús es preciosa, siempre iluminada”, afirmó D. Javier Martínez.

Después de estas palabras, el Arzobispo fue el primero en encender una vela que progresivamente se fue extendiendo por toda la Catedral convirtiéndola en un mar de faroles y candiles encendidos. El acto finalizó con la bendición de Mons. Javier Martínez que motivó a todos los presentes en este tiempo a perdonar y pedir perdón, especialmente en el ámbito familiar, y a los que deseo una feliz Navidad.

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María José Aguilar