Santa Regina, cuyo nombre significa “reina” nació en la región francesa de Borgoña en el seno de una familia pagana. Su madre perdió la vida al darla a luz por lo que fue criada por una nodriza cristiana que la educó en la fe y así recibió el Bautismo.

Ejercía el oficio de pastora y ya desde su juventud, debido a su belleza, atrajo el interés del prefecto Olibrio que quiso casarse con ella ante la negativa de la joven. Siendo rechazado y al enterarse el prefecto que era cristiana y no renegaría de Cristo la mandó al calabozo donde fue torturada.

Uno de estos días de tortura, por la noche, recibió en su calabozo la visión de la cruz al tiempo que se le decía que sería liberada próximamente. Al día siguiente fue torturada nuevamente y finalmente decapitada. Según las Actas, falleció el 7 de septiembre del año 251, día en que según la tradición, en el momento de su decapitación apareció una Paloma blanca y numerosas personas se convirtieron al cristianismo. Por ello su festividad se celebra en este día.

La imagen de Santa Regina aparece en numerosas representaciones pictóricas en las que se la representa con la palma del triunfo en las manos y la espada con la que fue decapitada junto a las cadenas que la aprisionaron que actualmente son veneradas en Flavigny.