La reanudación de un diálogo no se da mediante palabras, sino del silencio, de no obstinarse, de empezar de nuevo c… https://t.co/YKXjEwH1b2
- Os 2, 16. 17b-18. 21-22
- Sal 144
- Mt 9, 18-26
Mientras les decía esto, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando con solo tocarle el manto se curaría. Jesús se volvió y al verla le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado». Y en aquel momento quedó curada la mujer. Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente. dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él. cogió a la niña de la mano y ella se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.