Fecha de publicación: 23 de mayo de 2022

El pasado 15 de mayo tuvo lugar la canonización de San Charles de Foucauld, sacerdote de origen francés que pasó su vida en Argelia en convivencia con los pueblos locales. Conocido como el “apóstol de los tuaregs”, la vida y virtudes de San Chales ha inspirado después de su muerte numerosas fraternidad que siguen su camino y carisma de sencillez, amor a Dios y vivencia del día a día entre los hermanos.

En homenaje a su subida a los altares, la Fraternidad sacerdotal “Iesus Caritas” y las fraternidades seculares inspiradas en su forma de vida han celebrado en nuestra diócesis de Granada una ponencia sobre Foucauld que tuvo lugar el 19 de mayo en el Centro Suárez a cargo de José María de la Piedad, Hermano de Jesús con el título: “Vivir el Evangelio de la ternura”.

Asimismo, el sábado día 21, la parroquia de Nuestra Señora del Carmen acogió una Eucaristía de acción de gracias por la vida y testimonio del “maestro del desierto” que estuvo presidida por D. Antonio Rodríguez, miembros de la Fraternidad sacerdotal, y concelebrada por D. Manuel Velázquez, Delegado de Migraciones, d. Elías Alcaide, Delegado de Misiones, D. Mario Picazo y D. Francisco Soto, colaboradores de estas pastorales.

“EL APOSTÓL DE LOS TUAREGS”

En Tamanrasset (Argelia) San Charles de Foucauld fue sacerdote y explorador del desierto del Sáhara y estudioso de la lengua y la cultura de los tuareg, adoptando una vida de pobreza y pequeñez a imitación de Jesús, como hermano y servidor de todos los hombres.

Fue asesinado en una emboscada en el desierto. El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Carlos muere por un disparo de fusil en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Apresado y maniatado por una banda rebelde, un muchacho lo vigila, mientras los demás se dedican al saqueo de su residencia. El vigilante, nervioso al creer que llegan soldados, lo mató de un disparo en la cabeza.

“Damos gracias por el ejemplo de San Carlos, un santo inacabado, como nosotros, fue un peregrino de la fe que estuvo toda su vida en distintos lugares a donde Dios los enviaba. Gran ejemplo de fraternidad a través de la entrega al Padre por medio de la entrega a los hermanos. San Carlos imitó la vida de Jesús durante sus 30 años de vida escondida, el vivió escondido”, destacó D. Antonio Rodríguez en su homilía.

Al término de la celebración en la que se colocó en el altar una imagen del santo, todos los fieles presentes rezando la “oración de abandono” que el propio Foucauld escribió para posteriormente presentar la vida de las fraternidades seculares que inspiradas por el carisma de San Carlos se componen de hombres y mujeres célibes que viven una vida inspirada por la sencillez, la cotidianeidad en la vida secular, la fraternidad y el alejamiento de la sociedad de consumo.

María José Aguilar
Secretariado de Medios de Comunicación Social