A partir de ahora y hasta el año que viene en que se celebre el Sínodo de los obispos sobre la sinodalidad convocado por el Papa Francisco, las Conferencias Episcopales trabajarán por continentes en las aportaciones ofrecidas desde las distintas diócesis. En junio terminó su fase diocesana con un encuentro celebrado en Madrid, en el que participó nuestra diócesis de Granada, que presentó sus conclusiones (pueden leerse en este enlace).

Entrevistamos al Vicario General en el programa El Espejo, D. Francisco Javier Espigares, emitido en COPE Granada y COPE Motril, y que recuperamos para esta web sobre el Sínodo en su fase diocesana llevado a cabo en Granada.

– Qué es la sinodalidad.
La palabra sin-odos significa “caminar juntos”. En la Iglesia se celebran sínodos desde el Concilio Vaticano II cada dos años aproximadamente, donde se reúnen los obispos y expertos sobre distintos temas, y van hablando sobre distintos temas. El Papa ha querido que toda la Iglesia entera entre en esa dinámica sinodal, y nos escuchemos todos un poquito más. Se refiere a todos. No sólo a los obispos, sino los obispos que escuchen a los sacerdotes, los sacerdotes escuchen a los fieles, los religiosos que escuchen a los sacerdotes y mutuamente. Y así haya un enriquecimiento mutuo porque a veces vamos caminando en paralelo, pero no vamos caminando juntos. Y el Papa nos hace una llamada para ese enriquecimiento mutuo, para sentirnos también más acompañados, huir de ese individualismo religioso en el que todavía es una empresa de mi salvación individual, donde voy a gestionar mi salvación eterna. Entonces, si no caminamos juntos y experimentamos la presencia del Señor que camina con nosotros, nos falta algo esencial.

– En este contexto que vivimos, habiendo vivido una pandemia, ¿influye en el Sínodo una fe que dábamos por supuesta?
El Papa simplemente quiere que aprendamos a escucharnos y a escuchar también a nuestro mundo, porque la luz que tenemos es para iluminar, la sal que tenemos no es para que esté preservada, sino para echarla en la realidad; la levadura que llevamos es para mezclarla con la masa. Entonces, si no caminamos juntos, esto nunca sucede. Yo digo mis cosas, el otro dice las suyas, pero si no nos encontramos; si no dejamos espacio de tiempo, de lugares donde podamos realmente convivir, estar, escucharnos, no nos enriquecemos, y tú vas a lo tuyo y yo voy a lo mío. Y la Iglesia tiene mucho que dar, mucho que recibir, y tiene que hacerse a través de la inculturación de escuchar el mundo, de dejarse interpelar por él: no demonizarlo, pero tampoco divinizarlo, porque toda inculturación y toda aproximación tiene un proceso de acogida, pero también de purificación. Y de elevación de lo más bonito. Decía San Pablo, “examinadlo todo y quedaos con lo mejor”. Entonces, en ese caminar juntos tenemos que aprender mucho.

– La Comisión diocesana cómo ha trabajado en este año.
La Comisión está compuesta por la Delegación de Apostolado Seglar, la Delegación de Catequesis y la Vicaría General. Lo que hicimos fue simplemente ofrecer a las parroquias y a los movimientos y a todas las congregaciones el material que se divulgó del Sínodo de esta fase primera, en la que venían una serie de preguntas amplias. Unos la han trabajado de forma completa y otros más elemental. Lo importante no eran sacar conclusiones exhaustivas que después se planificara. El Papa lo dice claramente. Lo que pretende es que aprendamos a escucharnos. Y que las conclusiones que hagamos sean para que las hagan otros, sino para que tú las pongas en práctica. Hablar de lo que nos hace bien en esta parroquia o en esta comunidad. Eso es lo que decimos y lo que proponemos. Para todos ha sido una experiencia hermosa de encontrarse, de creer que podemos hablar y entendernos, de que tenemos que abrirnos un poco más al diferente y al otro.

– Qué conclusiones son las que se han presentado.
Son muchas y muy ricas, y la verdad que tanto las aportaciones de nuestra diócesis como el compendio a nivel nacional tienen una riqueza muy amplia. Subrayan sobre todo la importancia de la celebración, del encuentro con el Señor. Se percibe como una pérdida de identidad bautismal, justamente lo que significa ser cristiano hoy. La celebración y la oración se ha revalorizado. Y luego la formación como algo permanente, no formar para actos, para celebraciones, para eventos, sino como un proceso, donde uno va convirtiéndose permanentemente a la voluntad del Señor. Como se gesta un feto en el vientre de la madre, así nosotros vamos gestándonos en la Iglesia constantemente en la medida en la que vamos formándonos, aprendiendo y creciendo. Se ha visto también que hay un clericalismo muy fuerte que es cómplice de sacerdotes y laicos, por un lado, sacerdotes que hacen más de lo que les pertenece o laicos que se inhiben por miedo o por comodidad, o porque siempre se ha hecho así. Hay que superar eso. El clericalismo en el fondo hace que la Iglesia no funcione, no sea la Iglesia del Señor. Se ha visto que puede haber poder, pero no autoridad. Eso se ha visto como una dificultad grande. Hay que superar el clericalismo porque esa no es una forma conveniente de que la Iglesia viva su ministerio. Y luego también una Iglesia de autopreservación, de conservación. En el fondo, es una Iglesia suicida. Nosotros no podemos estar simplemente para autoconservar nuestro puesto o nuestra imagen, sino para darnos, para caminar con la gente, para abrirnos, para acoger al inmigrante, al parado, al que piensa de otra manera, al alejado por sus orientaciones de distinto tipo. Hay que estar ahí. Hay que abrirse al mundo y acompañar al mundo.

– Una vez concluida la fase diocesana, qué pasos se van a dar en el Sínodo a partir de ahora y qué va a pasar con estas conclusiones de la diócesis, por ejemplo.
Nuestras conclusiones de la diócesis se incorporan a todas las de la Conferencia Episcopal. Y la de Conferencia Episcopal Española junto a las de las otras Conferencias Episcopales se hará el Sínodo continental, en unas reuniones continentales donde se siga incidiendo en el mismo tema. Y después, todo esto, que será el año que viene, se llevará a Roma y la Secretaría del Sínodo se llevará el propiamente el Sínodo, donde habrá participación de obispos, de muchos laicos, de sacerdotes, de consagrados, en el año 2023.

Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación Social

Escuchar la entrevista en el programa “El Espejo” en COPE Granada y COPE Motril

Leer las conclusiones diocesanas para el Sínodo de los obispos sobre la sinodalidad