Fecha de publicación: 5 de octubre de 2014

La Madre Trinidad Carreras, natural de Monachil y fundadora de la Congregación de las Religiosas de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, fue homenajeada el pasado día 4, en la fiesta de San Francisco de Asís en su pueblo natal.

El homenaje se celebró con la bendición de una estatua de la Madre Trinidad en la Plaza de la Concordia en Monachil, de manos del Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, y de la presentación del libro “Tras los pasos de Madre Trinidad”, que recoge la vida, carisma y hechos de Madre Trinidad y de la obra que vio nacer con ella por gracia de Dios.

Momentos antes de la bendición, Mons. Javier Martínez recordó que para beatificar a la Madre Trinidad es necesario un milagro. Por eso, el Arzobispo de Granada invitó a los asistentes a rezar a la Madre Trinidad y pedirle milagros difíciles y grandes, para que, con su intercesión ante el Señor para su cumplimento, podamos celebrar un día, “si Dios quiere, todos juntos”, su beatificación en su pueblo natal. Actualmente, el proceso de Madre Trinidad se encuentra en elaboración de la “positio”, el documento en el cual se recogerá la investigación que demostrará su vida de santidad. Ya se ha promulgado el decreto de validez que reconoce las “virtudes heroicas” de Madre Trinidad. La bendición de la estatua concluyó con una Salve Rociera cantada por el grupo rociero de Monachil.

Al homenaje asistieron personas procedentes de otros lugares como Berja (Almería) con su alcalde al frente, Madrid y Orense, así como parte de la familia de la fundadora de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, que en la propia iglesia de la Encarnación de Monachil donde se ha celebrado la Santa Misa en su recuerdo “aprendió a amar al Señor en la Eucaristía”, explicó en sus palabras de agradecimiento a los asistentes la Superiora General de la Congregación.

Un día de mucha alegría
Para las hermanas, algunas de las cuales visitaron por primera vez Monachil, la tierra de su fundadora, fue un día de muchísima alegría, que compartieron con todo el pueblo y el Arzobispo, como una gran familia, con una comida final ofrecida a todos los fieles y vecinos de la localidad.

“Estamos felices, estamos encantadas. En nombre de las hermanas, quiero deciros a todos que es verdad, hoy es un día para todas de muchísima alegría. Esa manera bonita y grande de celebrar la alegría ha sido la Eucaristía. Queremos dar gracias al Señor porque nos ha proporcionado esta oportunidad. Dar gracias al Señor porque una Eucaristía en Monachil para nosotras, hijas de la Madre Trinidad, tiene un encanto especial”, dado que es el pueblo natal de su fundadora.

“Es un día emocionante para nosotras y de muchísima alegría”, señaló la Superiora, al mismo tiempo que agradecía “de todo corazón” la presencia de Mons. Martínez por presidir la Eucaristía y cuyo “gesto de cariño recogemos con muchísima satisfacción”. En su alocución al final de la Eucaristía, la Superiora General recordaba que la Madre Trinidad comenzó “esta aventura”, en referencia a la fundación de la Congregación, fiada de las palabras del que entonces era Arzobispo de Granada, el Cardenal Casanova y Marzoll.

Asimismo, las hermanas agradecieron al ayuntamiento de Monachil las facilidades otorgadas para la celebración en el pueblo de este homenaje, con la bendición de la estatua y la presentación del libro, así como la comida familiar compartida entre todos en el pueblo. Además, en el ayuntamiento puede visitarse durante esta semana una exposición sobre la Madre Trinidad Carreras, que en distintos paneles recorre la vida de la fundadora y el nacimiento de su Congregación, presente actualmente en Europa, África, América y Asia.

La Eucaristía, momento culmen de las celebraciones
La celebración de este homenaje tuvo su momento más importante en la Eucaristía presidida por Mons. Martínez en la iglesia de la Encarnación y concelebrada por los párrocos del templo, D. Miguel Ángel Morell, D. Enrique Rico Pavés y D. Jairo Gélvez, así como por otros sacerdotes amigos vinculados a la Congregación.

A la Eucaristía asistieron numerosos vecinos, familiares de la fundadora y amigos y personas vinculadas con la Congregación procedentes de otros lugares como de la localidad almeriense de Berja con su alcalde, Madrid y Orense, así como las autoridades municipales de Monachil.

La celebración eucarística vivió un momento de novedad en la entronización de la Palabra de Dios, cuando cuatro hermanas angoleñas avanzaban con una danza típica de su país y cantos de alegría por el pasillo central del templo alabando la Sagrada Escritura que portaba uno de sus párrocos.

Mons. Martínez habló en su homilía de San Francisco de Asís, fiesta que celebramos ese día, y de quien dijo estaba llamado a reconstruir una Iglesia que se derrumbaba en su tiempo. En este sentido, y haciendo un paralelismo con nuestro tiempo actual, D. Javier Martínez subrayó que “es verdad que hay un mundo que muere; es verdad, probablemente, que hay una Iglesia que por estar muy abrazada a ese mundo puede morir con ese mundo. Pero no es verdad que la Iglesia corra peligro. No es verdad que la Iglesia en el mundo esté viviendo una implosión. Absolutamente no, y vosotras nos dais la ocasión de recordar estos motivos, motivos carnales, tangibles, visibles, humanos de nuestra esperanza”.

Sínodo de la familia
Antes de la bendición final, Mons. Martínez aludió al Sínodo de la familia que ya ha comenzado y pidió oraciones todos los días, en las familias, en las iglesias y parroquias por los frutos sinodales: “Que pidáis, en vuestras casas, que pidamos en las iglesias y en las parroquias, todos los días, por los frutos de este Sínodo y de todo el periodo de reflexión hasta el Sínodo del año que viene, en un tema tan verdaderamente necesitado de luz en estos momentos como el tema del matrimonio y la familia”.

Asimismo, nuestro Arzobispo aludió a la Eucaristía como el lugar donde se aprende qué es un amor fiel. “La Eucaristía es el lugar mejor donde uno puede aprender qué significa el matrimonio y qué significa el amor fiel, y cuál es la vocación del hombre y de la mujer, y cómo lo que hace grande a un hombre es lo que ha hecho Cristo: el dar la vida hasta la muerte por aquella mujer a la que ama. Eso hace mucho que lo hemos olvidado, y para entender lo que significa el amor entre hombre y mujer buscamos las fuentes en otras partes, y no somos capaces de sostener ese amor. Sólo Cristo y la Presencia del amor fiel de Cristo lo es”.

La Eucaristía concluyó con un canto dedicado a la Madre Trinidad Carreras e interpretado por los niños del pueblo de Monachil. A su vez, el homenaje finalizó con la comida fraterna al aire libre con todos los vecinos del pueblo y las hermanas Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios.

Homilía del Arzobispo

Galería fotográfica

Biografía de Madre Trinidad Carreras