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Signo y Gracia
29 de octubre de 2023
Nº 1487 • AÑO XXXI

El Simbolismo del Cuerpo 

Dimensión simbólica del sacrilegio 

Lo que la palabra religiosa “sacrilegio” expresa es esta violación del mundo de lo simbólico por parte de quien hace unos gestos que no son expresión auténtica de sus actitudes interiores.

En la expresión simbólica de lo inexpresable hay también la posibilidad de la mentira. Es verdad que normalmente hablamos de mentira en el contexto del lenguaje y decimos que mentir es decir lo contrario de lo que uno siente. Pero también en el lenguaje corporal cabe la mentira, que consiste en dar expresión simbólica a lo que no existe. Pongamos por ejemplo el caso del beso. El beso es la manera de expresar corporalmente el amor y la amistad. En cambio, el beso de Judas viene a expresar engañosamente la amistad, cuando en realidad es su signo que ha sido acordado previamente con los sumos sacerdotes como señal de traición. Las lágrimas son símbolo de una emoción profunda, pero el hombre también puede valerse de “lágrimas de cocodrilo” para exteriorizar afectos inexistentes.

Lo que la palabra religiosa “sacrilegio” expresa es esta violación del mundo de lo simbólico por parte de quien hace unos gestos que no son expresión auténtica de sus actitudes interiores. Así, por ejemplo, comete un sacrilegio quien expresa la comunión con Cristo comiendo su cuerpo, cuando en realidad no se encuentra en verdadera comunión con Él.

Con el cuerpo es más difícil mentir que con el lenguaje. El lenguaje corporal es complexivo; no se reduce a un gesto único, sino que todo nuestro cuerpo habla simultáneamente. Puedo forzar una sonrisa cuando estoy triste, pero mis ojos seguirán revelando mi tristeza al que es buen lector del lenguaje corporal. Por mejor actor dramático que sea, siempre habrá una parte de mi cuerpo que se escape a mi control, y revele mi verdadero estado de ánimo.

NATURALEZA DE LOS SÍMBOLOS
Hay que distinguir entre señales y símbolos. La señal es artificial, convencional (semáforo verde o rojo), pone en relación un significante y un significado; rojo = prohibición de pasar. Posibilita el conocimiento de la realidad significada. Remite a una realidad distinta de sí misma, con la que el hombre convencionalmente ha establecido una relación, que ha sido aceptada socialmente. En este sentido, el lenguaje y la escritura no son sino un sistema de signos.

En cambio, el símbolo es natural. Pone en relación mutua a dos sujetos, no a dos objetos. Establece entre ellos un reconocimiento. No remite una realidad distinta, sino que remite al propio sujeto con el que está unido mediante una relación objetiva, que no es convencional, que uno no proyecta ni crea, sino que encuentra en la naturaleza.

La realidad a la que accedemos por el símbolo es una realidad a la que no existe un acceso directo. El símbolo participa de la realidad de lo simbolizado, está enraizado en ella y de algún modo lo hace presente. La realidad a la que remite el símbolo no es por supuesto una idea abstracta a la que podemos llegar por el discurso o la abstracción, sino a un sujeto real y misterioso.

El símbolo es irreductible al lenguaje. Nunca el lenguaje podrá comunicar la plenitud de lo que comunica el símbolo, lo que Ricoeur llama el exceso de significación. El símbolo, “realizando un cortocircuito del lenguaje, es como la expresión exasperada de aquello que está siempre por decir, porque es indecible”.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano