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16 de julio de 2023
Nº 1477 • AÑO XXXI

Apostolado del Mar

16 de julio, Día de las gentes del mar 2023 con el lema “Dan mucho, merecen más”

El 16 de julio la Iglesia celebra el Día de las gentes del mar, coincidiendo con la fiesta de su patrona, la Virgen del Carmen. “Dan mucho, merecen más” es el lema que el departamento "Stella maris" (Apostolado del Mar) propone para este año.

¿CUÁL ES EL MENSAJE DEL OBISPO PROMOTOR?
“Dan mucho, merecen más” es el lema de este año con un contenido, afirma el obispo promotor del Apostolado del Mar, Mons. Luis Quinteiro Fiuza, “bien elocuente: la gente de mar da mucho”. El mundo de la pesca, la marina mercante con el transporte de mercancías o el tráfico de pasajeros avalan que el trabajo de la gente del mar “proporciona mucho bienestar a la población mundial”.

Y ¿cómo se les protege? Se pregunta Mons. Quinteiro. La respuesta está en los convenios internacionales, “que son instrumentos muy importantes que ayudan al bienestar de la gente de mar”. Sin embargo, lamenta, “de un lado buscan garantizar mínimos y, por otro lado, en la práctica, su aplicación no siempre es la más adecuada”.

El también obispo de Tui-Vigo resalta la exigencia del trabajo en el mar, “en muchos casos peligroso, como muestran lamentablemente los accidentes que, especialmente en la pesca, todos los años se producen. Las jornadas son largas y los ritmos de trabajo cada vez más estresantes”. Sin embargo, “nos encontramos con que la sociedad los valora muy poco”.

"LA GENTE DEL MAR MERECE MUCHO MÁS"
Ante esta situación, Mons. Quinteiro reclama que “la gente del mar merece mucho más: merece más atención, seguridad física y laboral, una acogida humana cuando llegan a puerto, un contacto lo más fluido posible con sus familias, suficientes vacaciones y salarios acordes a sus circunstancias de vida y trabajo”.

También denuncia que “la globalización, la proliferación de barcos bajo bandera de conveniencia, la entrada masiva de marinos y pescadores de países del Tercer Mundo, con menores pretensiones salariales, han traído un retroceso general de las condiciones laborales de la gente de mar”.

En medio de esta situación, la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, que “se vive con auténtica devoción popular, como nos lo demuestran las innumerables procesiones marineras que se producen a lo largo de la costa española. Cualquier puerto, por pequeño que sea, quiere honrar a su patrona”. Los pescadores salen con sus barcos engalanados para ¡que todos la vean!”.

"RINDAMOS HOMENAJE A LA GENTE DEL MAR"
“Celebrémoslo con alegría, hagamos fiesta” señala Mons. Quinteiro, pero al mismo tiempo, “rindamos homenaje a la gente de mar” que “ha sufrido y sufre aún en parte las consecuencias de la guerra de Ucrania. Muchos marinos han visto cómo sus familias huían y huyen a otros países, con dificultades para comunicarse con ellos y con la incertidumbre de no saber cuándo y dónde volver a reunirse”.

El prelado propone hacer una breve reflexión sobre la vulnerabilidad de la gente de mar y sobre lo necesitados que están de asistencia y de ayuda para salir del aislamiento que frecuentemente sufren.

El Apostolado del Mar, desde sus inicios, como destacó el cardenal Mons. D. Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, realiza un servicio en favor de la gente de mar y sus familias. Y particularmente en estos últimos años en los que la pandemia y el conflicto en Ucrania han “exacerbado las condiciones laborales de la gente de mar, a menudo privada de sus derechos y dignidad”.

Por eso, Mons. Quinteiro resalta la importancia de que en los puertos haya un servicio de asistencia a las tripulaciones, “que se tengan en cuenta sus necesidades humanas, así como las de los pescadores, y que se vele por su dignidad”. La Organización Internacional del Trabajo lo indica y la Organización Marítima Internacional repite una y otra vez “que el bienestar de las gentes del mar es también básico para el buen funcionamiento del tráfico marítimo. De esas personas vulnerables depende, en gran medida, el abastecimiento de nuestra sociedad y el desplazamiento de muchas personas”.

El prelado concluye pidiendo a la Virgen del Carmen que las gentes del mar y sus familias “reciban una mayor atención general a sus necesidades, recordando siempre que: "dan mucho, merecen más".”

LEER MENSAJE DEL OBISPO PROMOTOR COMPLETO.

EN DATOS

Una de las actividades principales es la visita a los barcos durante el tiempo que están en puerto. Se contacta con las tripulaciones para ponerse a su disposición y saber sus necesidades.

En los puertos pesqueros se presta atención a los pescadores y sus familias.

 

 

MENSAJE DEL CARDENAL MICHAEL CZERNY S. J.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Ya desde el principio, el Evangelio llegó a todos los rincones del mundo a través de grandes embarcaciones. En los Hechos de los Apóstoles, así como en otros escritos del Nuevo Testamento, se nos narra, de diferentes maneras, cómo los mensajeros de la Buena Nueva vivían y transcurrían su tiempo con los trabajadores del mar, a veces, incluso durante meses, compartiendo con ellos una cotidianidad y abriéndoles la mente y el corazón a la fe.

Cada año, el Domingo del Mar ofrece a las comunidades católicas de todo el mundo la oportunidad de no olvidar cuáles son nuestros orígenes y de rezar por quienes trabajan hoy a bordo de embarcaciones que transportan mercancías por todo el mundo. Se trata de más de un millón de seres humanos, gracias a los cuales nuestra cotidianidad se vuelve posible y la economía se sostiene. De ellos, de su fe, de cómo pueden amar y de cuáles son sus esperanzas, no sabemos casi nada.

El domingo es el día de la Eucaristía, la Pascua semanal: son muchos los que no tienen acceso porque se encuentran forzosamente lejos de sus seres queridos y de su comunidad. Para toda la Iglesia, celebrar al Resucitado significa al mismo tiempo no olvidar a nadie, hacer llegar la salvación a todas partes, preguntarse cómo puede sentirse salvado y reconocer su valor quien está ausente y es invisible, pues es portador de una dignidad que es la de todo hijo de Dios.

Mientras los apóstoles permanecían embarcados, hablaban de Jesús a las tripulaciones y cuando llegaban a las ciudades portuarias, reunían a las comunidades: estaban, pues, presentes en un mundo que hoy es cada vez menos conocido. La compleja organización de nuestras sociedades y una cierta propensión a ocultar las desigualdades dejan a menudo en una zona gris los tesoros espirituales y las necesidades materiales de la gente humilde. Por tanto, el Domingo del Mar no está reservado exclusivamente a la gente de mar, sino que busca también centrar la atención de toda la comunidad cristiana en aquellos gracias a los cuales nos llegan gran parte de los bienes de los que nos alimentamos o de los que nos servimos cada día.

A los que están hoy en el mar, queremos pues, hacer llegar un mensaje coral: la Iglesia está cerca de ustedes. Lo que les alegra y lo que les oprime significa mucho para nosotros. No sólo tenemos algo que darles, sino también queremos acoger sus historias, sus testimonios: lo que opinan sobre el trabajo, la economía, sobre las relaciones entre religiones y culturas diferentes, las condiciones del mar y de la Tierra, sobre la fe, que sólo desde su experiencia pueden llegar e interpelar a todos los miembros de la Iglesia y, a través de ellos, a nuestras sociedades.

Somos una Iglesia sinodal, es decir, caminamos juntos. Debemos avanzar juntos, navegar juntos, sin dejar a nadie atrás y enriquecernos mutuamente. Que nadie piense que no tiene nada que ofrecer. Por eso, si hay un esfuerzo que queremos proponernos este año, es precisamente el de verificar cómo podemos estar más cerca, en un intercambio permanente que haga que su trabajo esté menos alejado del camino y de la fe de todos.

Que María, Stella Maris, interceda por nosotros y sea fuente de consuelo y de perseverancia.