El Concepto de Celebración
Gratuidad de la Fiesta cristiana
La fiesta cristiana es gratuita, no sólo porque celebra el don gratuito de Dios, sino porque no es un medio para, sino un fin en sí.
Braulik escribió un artículo sobre el culto en el mundo del Deuteronomio. Subraya tres datos: la alegría y la diakonía de la comunidad de hermanos. La fiesta debe reunir a los marginados también. Vosotros fuisteis extranjeros en Egipto. Esta descripción está muy relacionada con el sumario de la Iglesia nacida en Pentecostés: alegría y diakonia, liturgia doméstica y puesta en común de bienes. Un tercer elemento es el memorial de los acontecimientos salvadores de Dios en la historia del pueblo. (Dt 16,1.3). Memoria de un éxodo y una aflicción, pero también de una liberación. Se recita un credo histórico (Dt 26,1-11), o una haggadá narrativa, precedida por la pregunta del niño que quiere saber por qué esa noche es distinta de las demás noches.
También en la Eucaristía la parte central es el relato de la institución, de la autodonación en forma de ágape, de su paso de este mundo al Padre. De aquí su fuerza consecratoria.
El sábado como fiesta es un doble recuerdo: de la creación y de la liberación. Dios descansó y bendijo el sábado, que se dedica a contemplar la belleza de lo que Dios ha hecho. Es una actividad no productivo-instrumental, sino contemplativo-gratuita. El descanso contemplativo de Dios es arquetipo del descanso humano y se transforma en fiesta. Pero además el sábado celebra la liberación de los trabajos pesados de Egipto (Dt 5,12.15).
El domingo es el primer día de la semana. Es recuerdo de la resurrección; ahora el rescate liberador alcanza a la muerte. Cristo es glorificado como Kyrios. En ese día se celebra la Eucaristía. Celebrar es alabar y hacer memoria, es recordar y actualizar la raíz de la historia.
También en la liturgia cristiana es importante la gratuidad. La razón instrumental está obsesionada por lo utilitario. Parece que ninguna acción descansa sobre sí misma ni tiene valor por sí misma. Los sacramentos no son superfluos. En una cultura dominada por la razón instrumental, la Iglesia había dado en un utilitarismo sacramental. La nueva teología del sacramento puede ser liberadora. Como dice J. Moltmann, en la experiencia litúrgica la estética debe primar sobre la ética, la gratuidad sobre la eficacia, lo bello sobre lo útil, la fantasía sobre el miedo y el disfrute gozoso de la vida sobre la programación racionalista.
La fiesta cristiana es gratuita, no sólo porque celebra el don gratuito de Dios, sino porque no es un medio para, sino un fin en sí. No es medio para moralizar, catequizar, o buscar ayudas sobrenaturales. No es medio para la salvación, sino presencia de la salvación.
La fiesta cristiana tiene también una dimensión escatológica. La celebración nos acerca a las ultimidades o postrimerías (SC 8).
Todo lo litúrgico-sacramental acaece como signo, como primicia, si bien la plenitud aún no ha llegado. Tras la fiesta tornamos a la vida cotidiana. Tras el domingo viene el lunes. La liturgia no es una evasión de la vida cotidiana, sino una manifestación eficaz de su núcleo más íntimo, que nos devuelve las ganas de seguir viviendo.
Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano