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Signo y Gracia
21 de mayo de 2023
Nº 1470 • AÑO XXXI

El Concepto de Celebración 

La fiesta: cambio respecto al trabajo diario

 

En un día de fiesta está bien visto hacer cosas que ordinariamente en otro contexto hubieran estado mal vistas. De ahí la presencia en la celebración de la burla, la sátira, la crítica y la farsa.

En la fiesta se da un cierto distanciamiento, aunque no una separación. La distancia permite contemplar lo hermoso de la vida cotidiana, sus perspectivas y su sentido. El distanciamiento permite una vista de conjunto. Son instantes de transfiguración. Lo que habitualmente era gris se llena de brillo. Este distanciamiento se expresa mediante gestos exclusivos, vestidos mejores, comidas más ricas, adornos especiales.

Lo extraordinario irrumpe como algo que estaba escondido en lo habitual de cada día. Se manifiesta en toda su novedad y su esplendor, como la base y fundamento de la cotidianeidad. Por eso en toda fiesta el objeto último de la celebración es Dios, al que todo lo que existe le debe su existencia. La fiesta humana es la reactualización de la voluntad divina de existencia. Sólo se arraigan ese tipo de fiestas centradas en la confirmación de la existencia, las otras pasan pronto.

EL EXCESO
Es importante también en la fiesta el exceso. Para algunas personas es más importante celebrar alguna vez al año que comer todos los días. Lo recordarán toda su vida y ese recuerdo es más valioso para ellos que todo el dinero que se haya podido derrochar en celebrar su dignidad única y trascendente.

SUPRESIÓN DE PROHIBICIONES
Junto con el exceso, la fiesta lleva consigo la supresión de prohibiciones. En la fiesta se permiten cosas que estaban prohibidas normalmente. En la fiesta se permite la trasgresión de determinados límites. El día de su cumpleaños le dejan hacer al niño cosas que ordinariamente no le dejan hacer. En un día de fiesta está bien visto hacer cosas que ordinariamente en otro contexto hubieran estado mal vistas. De ahí la presencia en la celebración de la burla, la sátira, la crítica y la farsa. La fiesta permite perder la compostura, besarse, abrazarse, cantar, burlarse del jefe, ser un poco borde. De ahí la conexión de la fiesta con las drogas. Cuando no se sabe celebrar bien, cuando la celebración no es suficientemente expresiva, hay que drogarse para lograr la desinhibición. El abuso de las drogas es consecuencia del fracaso en la capacidad de celebrar.

DILATACIÓN DE LA CONCIENCIA
G. Martín
añade el dato de la dilatación de la conciencia que tiene lugar en toda fiesta. El autor echa mano de algunos elementos de la antipsiquiatría, para referirse al ensanchamiento de la conciencia que supone la celebración, con un efecto terapéutico sobre la in-sanitas (de los que la sociedad considerar anormales) y la sub-sanitas (de los que la sociedad considera normales), para alcanzar la super-sanitas. Al ser suprimidas las censuras cotidianas, que filtran nuestra percepción del exterior, la experiencia subjetiva se intensifica fuertemente y se abre a nuevos campos habitualmente imperceptibles.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano